Vacaciones menudas
¡Prohibida la entrada a adultos! Este hotel es solo para niños
Los clientes de este peculiar alojamiento de la sierra de Madrid solo tienen de dos a ocho años de edad
laura peraita
Rapaziños , así se llama este singular hotel donde sólo se admiten como clientes a niños de 2 a 8 años. Entrar en él es como entrar en una casa de cuento rodeada de pinos en plena sierra Oeste de Madrid. Las camas, los lavabos, ... las duchas... todo está diseñado a su medida.
La idea, tal y como explica Juan José Anaya, creador de esta idea junto a su mujer Pepa que es profesora desde hace más de 30 años, «es que los padres que trabajan puedan traer aquí a sus hijos de 2 a 8 años para que puedan disfrutar de la naturaleza y el aire libre los días que ellos consideren».
La casa, de 500 metros cuadrados, está en Valdemaqueda. Está diseñada sin puertas para que en su interior todo sean espacios abiertos —menos los de mayor intimidad—, de tal modo que los niños pequeños no tengan sensación de agobio o de estar perdidos entre pasillos o puertas cerradas.
El dormitorio es circular y duermen en literas vigilados por un monitor que también duerme en el centro de la habitación para darles seguridad, ya que son niños de muy corta edad.
«Admitimos hasta un máximo de 20 niños para poder tener una atención muy personalizada porque cada uno de ellos es un mundo», explica el responsable de este curioso hotel. Todos ellos tienen libertad para corretear por dentro y fuera de la casa donde hay un jardín de 800 metros cuadrados. Además, los menús son realizados diariamente con productos naturales, dando a los platos una presentación atractiva y convirtiendo la hora de la comida en un acto social agradable».
Cada día realizan una pequeña excursión caminando por el bosque, observan las águilas, los buitres... también realizan talleres y manualidades con hojas y piñas recogidas por el camino, juegan a la búsqueda del tesoro... «o se mojan en una pequeña piscina montable que llenamos solo hasta que el agua le llegue a los tobillos con la que se refrescan tirando allí sus juguetes».
Los padres pueden llamar por teléfono a sus hijos cuando lo deseen. «Como es nuestro primer año, en esta ocasión no nos ha dado tiempo, pero tenemos pensado colocar cámaras para que los padres puedan conectarse si lo desean y ver lo que hacen sus hijos en cada momento».
La idea de crear este singular establecimiento rural surgió porque este matrimonio, con tres hijos que actualmente tienen 22, 19 y 14 años, no estaba de acuerdo en que cuando mandaba a sus hijos pequeños a una granja en verano estuvieran mezclados con niños mucho mayores. «Nuestra intención es que aquí se sientan como en su casa y que todo esté diseñado y preparado para dar respuesta a las necesidades de niños de una determinada franja de edad y que no se cubre en otros lugares. Que aunque sus padres trabajen, los niños puedan disfrutar del aire libre sin tener que estra encerrados en la gran ciudad».
El precio aproximado para una estancia de domingo a viernes, que es cuando suelen dejar los padres a sus hijos, es de 210 euros.
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