Los «intocables» del clan Casiraghi
Hace una semana eran los chicos más glamurosos de la jet set. Ahora son protagonistas de las páginas de sucesos

Los juerguistas profesionales no olvidan una buena fiesta. Y, si no, que le pregunten a los neoyorquinos, que en septiembre del año pasado coparon la casa de subastas Phillips de Pury, en Park Avenue, para celebrar la reaparición del artista callejero Richard Hambleton. Fue una noche glamurosa, regada con champán y celebrities . Más de 2.000 invitados VIP, entre los que estaban Theodora Richards, hija de Keith Richards; la supermodelo Karolina Kurkova, exnovia de Rafael Medina; y Nicky Hilton, heredera del imperio hotelero.
Pero las caras conocidas no estaban allí tanto para admirar al veterano maestro del graffitti como para rendir pleitesía al anfitrión de la velada, el comisario de arte Vladimir Restoin Roitfeld. El «New York Times» definió al marchante de 27 años como «el galerista más luminoso» de la escena artística neoyorquina. Hijo de Carine Roitfeld, la exeditora de «Vogue Paris», Restoin Roitfeld es el niño mimado de la jet set desde el día de su bautizo, en el que el fotógrafo fashion Mario Testino ofició de padrino.
Acostumbrado al periodismo amable que rige dentro y fuera de las pasarelas, Vladimir nunca imaginó que vería su nombre arrastrado por el lodo de los tabloides sensacionalistas. Una noche de juerga, vodka y supermodelos en el distrito neoyorquino de empacadoras de carne terminó en una brutal paliza que llevó al «luminoso» marchante y a sus amigos —Pierre Casiraghi, Stavros Niarchos III y Diego Marroquin— hasta la sala de urgencias de un hospital.
Bebés con fideicomisos
El agresor del clan Casiraghi, el empresario nocturno Adam Hock, alegó que el hijo de la Princesa Carolina de Mónaco y sus acompañantes comenzaron la riña. «Mi cliente estaba pasando un buen rato con una pareja amiga (Peter Bakker y la modelo Natasha Poly) y con un grupo de bellas mujeres (entre las que estaban la top Valentina Zalyaeva); y estos individuos envidiosos recurrieron a tácticas de escuela primaria para molestar», declaró el abogado de Hock. Insultos, forcejeos... « Estos chicos son bebés con fideicomisos que creen que el mundo es suyo . Son unos mocosos consentidos», concluyó.
El organizador de fiestas Nima Yamini, que estaba sentado en una mesa cercana, dice que Niarchos y Restoin Roitfeld solo intentaron defender a Casiraghi. Una tesis que apoya la novia de Stavros, la modelo de Victoria's Secret Jessica Hart. Por su parte, Beatrice Borromeo ha desmentido que su novio principesco iniciara la pelea: «¡Cuántas mentiras! La verdad ya está en camino».
Más allá del cruce de acusaciones, la prensa sensacionalista se ha regodeado durante toda la semana con la versión de que «Casiraghi y compañía» son unos «borrachos que creyeron merecer estar en la mejor mesa y con las chicas más guapas». Dicen que la familia real monegasca está avergonzada por el escándalo. «No le odien porque es guapo. Odien a Pierre Casiraghi porque es rico y consentido, porque lleva un pañuelo al cuello y porque cree que “trabajar” es una palabra obscena», escribió Andrea Peyser, una de las columnistas estrella del «New York Post». «El Príncipe tiene que mejorar sus modales y sus bíceps. O empezar a madrugar». El caso está abierto, pero parece que ya hay sentencia popular firme.
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