Vox rehúye toda autocrítica y culpa a PP, medios y encuestas de «truncar la alternativa»

El secretario general de la formación conservadora, Ignacio Garriga, ha sido el encargado de responder a las preguntas de la prensa. No ha comparecido el presidente del partido, Santiago Abascal, como sí hizo tras las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, donde Vox triplicó su número de concejales en España, entró en todos los parlamentos regionales donde se celebraban comicios y consiguió ser clave en seis autonomías.

Este 23J, Vox no solo desciende en representación, sino que no suma mayoría absoluta con el PP, como indicaban todas las encuestas salvo la del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), por las frustradas expectativas de los populares, que se han quedado en solo 136 escaños. Su victoria es 'a priori' insuficiente y Vox ya ha advertido que una aritmética con el PNV es imposible. «No puede haber un voto patriótico al lado del PNV», ha zanjado Garriga, cerrando la puerta a un gobierno del PP en solitario con apoyo de Vox, PNV, Unión del Pueblo Navarro (UPN) y Coalición Canaria (CC).

Es cierto que el PP se ha quedado muy lejos del objetivo -llegó a hablar de cifras cercanas a la mayoría absoluta-, pero también lo es que el resultado de Vox es objetivamente peor que el de hace cuatro años. Aun así, Garriga, número dos del partido, ha optado por un balance victimista en el que ha repartido culpas entre entes ajenos a su formación.

El secretario general ha agradecido los más de tres millones de votos de su formación (3.033.744), pero después ha seguido criticando la convocatoria electoral del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en pleno periodo estival, a pesar de que el voto por correo ha marcado el récord histórico y que la participación, superior al setenta por ciento, subió cuatro puntos con respecto a noviembre del año 2019.

No obstante, las principales críticas de Garriga se han centrado en «la manipulación y demonización» de los postulados de Vox por parte de los medios de comunicación «de izquierdas», pero también los «afines» a Génova 13. Según él, entre el PP, la prensa y las empresas demoscópicas, con su apelación al «voto útil», han conseguido «truncar» la suma de PP y Vox.

El partido ha repartido un informe detallado en el que si en cinco provincias se hubiese votado a Vox más y al PP menos, los dos partidos alcanzarían la mayoría absoluta junto a UPN y CC, si bien la formación canaria ha mostrado en varias ocasiones su rechazo a alcanzar acuerdos con el partido que lidera Abascal. En Génova contrarrestan con su propio análisis, en una batalla indisimulada por culpar al contrario de los males compartidos.

En Tarragona, según los datos de Vox, le han faltado 2.500 votos para quitar un escaño a Junts, mientras al PP le han sobrado 9.500. En Burgos se ha quedado a menos de 9.000 papeletas de arrebatarle uno al PSOE, mientras el PP ha tenido un excedente de 13.000. En Baleares ha estado a 25.000 sufragios de hacerse con un diputado de los socialistas y a los populares no les han servido para conseguir otro casi 30.000 apoyos.

Lo mismo sucede en Albacete, donde Vox se quedó a solo 1.200 votos de ganarle un escaño al PSOE, mientras al PP le sobraban 12.000 sufragios. Y en Sevilla, a 7.000 papeletas de quitar un diputado a Sumar, con el PP en un excedente superior a los 55.000 sufragios. «En Génova deben de estar muy contentos. Cumplieron su objetivo: ganar las elecciones y no depender de Vox. La campaña del voto útil ha resultado en el voto más inútil; ha servido para truncar la alternativa cacareado, dirigido y auspiciado por encuestadoras y medios de comunicación; también aquellos de la órbita del PP», ha aseverado Garriga.

El PP, por contra, apunta que en nueve provincias donde Vox no obtuvo representación podría haber sumado otro escaño si se hubiese aglutinado el voto en torno a los populares. En Albacete, Burgos, Pontevedra, La Rioja y Lérida, con los sufragios de Vox, el PP le habría quitado un diputado al PSOE; mientras que en Gerona y Tarragona le habría arrebatado otro a Junts. Pugna de datos que, sin embargo, ignora que ni todos los votantes del PP están dispuestos a respaldar a Vox ni viceversa.

Anoche, en declaraciones a los medios sin aceptar preguntas, Abascal ya dijo que estaba preparado para cualquier escenario: una repetición electoral o cuatro años en la oposición. Un mensaje en el que ha insistido Garriga este lunes. A pesar de varias preguntas de los informadores reclamando autocrítica o un análisis de en qué ha podido fallar Vox, el secretario general del partido no ha salido de su tesis: «La autocrítica que habría que hacer es de aquellos que sabían que podíamos conformar esa alternativa y por qué han hecho todo lo posible para que esa alternativa no se pueda conformar».

El número dos de Vox no se ha mojado sobre qué escenario ve ahora más factible, si un nuevo 'Gobierno Frankenstein' o una vuelta a las urnas, pero sí ha afirmado que ve a Sánchez capaz, incluso, de poner sobre la mesa de Junts, el partido de Carles Puigdemont, un referéndum de independencia en Cataluña con tal de seguir en el Palacio de la Moncloa. «Si hay bloqueo y vamos a segunda convocatoria electoral, vamos a relatar las consecuencias nefastas de esa llamada al voto útil», ha dicho, y ha remarcado: «Si se ha frenado una ola, es el tsunami azul que tanto repetían estas semanas».