Vox pondrá caro su apoyo al PP en las comunidades donde no tiene mayoría
Los de Feijóo afrontan con tranquilidad el nuevo curso tras la ruptura de los gobiernos de coalición
Vox carga contra PP y PSOE por la inmigración: «Un DNI para navegar por Internet, pero ni un pasaporte para violar nuestras fronteras»
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente de Vox, Santiago Abascal
El inicio del nuevo curso político no se antoja fácil ni en el Congreso de los Diputados, con un PSOE acorralado por las cesiones y exigencias de sus socios parlamentarios, ni en las comunidades autónomas en las que el Partido Popular ha quedado en ... minoría tras la decisión veraniega de Vox de romper los pactos regionales por el reparto de menores inmigrantes.
Los de Santiago Abascal habían manifestado en numerosas ocasiones durante los últimos meses sus desacuerdos con el PP en asuntos como el pacto de los populares con el Gobierno para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), su postura en el Parlamento Europeo o la oposición a Pedro Sánchez. Pero finalmente fue la inmigración, uno de los temas centrales del discurso de Vox, la gota que colmó el vaso y provocó la ruptura de los ejecutivos autonómicos que, no sin dificultades en la negociación, habían formado en coalición tras las elecciones de mayo del año pasado. La decisión no fue fácil tampoco en el seno de Vox, donde generó una incertidumbre que se manifestó pocas horas después en disidencias de algunos consejeros que no querían dejar el cargo.
Pero la verdadera prueba llegará tras el verano, cuando retomen la actividad las cámaras regionales y se ponga de manifiesto la minoría parlamentaria del PP, dificultando la aprobación de leyes e iniciativas y obligando a sus gobiernos a negociar una a una cada una de las medidas que quieran sacar adelante. Ahí se podrá calibrar la consistencia las relaciones que hayan forjado ambos partidos en estos meses de gobiernos conjuntos y su voluntad o falta de ella para sacar delante la legislatura.
En concreto, Vox abandonó cinco gobiernos regionales -los de Extremadura, Murcia, Castilla y León, Comunidad Valenciana y Aragón-, y también presta apoyo parlamentario al PP en Baleares. En todas estas regiones empieza ahora un equilibrio que obligará a sus mandatarios a ejercer todo un despliegue de diplomacia para poder gobernar. Un ejercicio de funambulismo al que se ha abonado Pedro Sánchez en el Congreso y en el que ahora deberán mostrar sus artes PP y Vox.
Los populares sin embargo no muestran preocupación por el momento. Cuentan con que sus barones autonómicos tienen los presupuestos aprobados y eso les da margen para gobernar durante un tiempo con relativa comodidad. Ellos aseguran estar tranquilos con la situación y achacan la postura de Vox a una cuestión de estrategia política para buscar su espacio, una vez que quedaron en el Congreso con 33 diputados y en las últimas elecciones al Parlamento Europeo, el pasado mes de junio, vieron cómo les comía terreno Alvise Pérez con su plataforma Se Acabó la Fiesta.
«Sentido común»
Los de Abascal en cambio se preparan para un otoño caliente, con oposición frontal al Gobierno de Sánchez y enfrentamientos directos con el PP. Durante las últimas semanas Vox está siendo muy duro con los populares con el asunto de la inmigración de nuevo en el centro del debate. Y esto hace presagiar que llevarán ese enfrentamiento también a las comunidades autónomas, al menos mientras dure el debate sobre el reparto de quienes entran ilegalmente en España.
Vox cuenta con ponerse de acuerdo con el PP en las autonomías en determinados asuntos «desde el sentido común». «Pero es evidente que ahora les va a costar mucho más que aceptemos ciertas políticas si ellos no aceptan propuestas nuestras en defensa de la seguridad y el bienestar de los españoles y los inmigrantes legales, quienes han entrado por la puerta grande, cumpliendo todos los trámites y que están integrados», adelanta un dirigente de Vox marcando cuál será el camino de su formación en los próximos meses.
En Bambú fueron especialmente mal recibidas las palabras de esta semana de la responsable de políticas sociales del PP, Ana Alós, denunciando posturas «xenófobas» en Vox. Pocos días después el portavoz de Génova, Borja Sémper, ahondó en esa idea acusando a «la extrema derecha» de «generalizar y acusar a la inmigración de todos los males». «El buenismo del Gobierno es el mismo buenismo del PP porque sus políticas comunes de fronteras abiertas están causando daños irreparables a los españoles», respondió Vox pocas horas después.
La ruptura de los gobiernos regionales no afectó a los ayuntamientos, pero el propio Abascal amenazó a los alcaldes del PP con poner en peligro sus gobiernos si participan en el reparto de menores no acompañados. «Si los ayuntamientos empiezan a colaborar de manera activa con el reparto de menas», Vox «tendrá que salir» también de los ayuntamientos, dijo.
Obligados a entenderse
En cualquier caso, en Bambú son conscientes de que están obligados a entenderse con los populares de una manera u otra en el futuro. «Haber salido de unos gobiernos no significa que nunca vamos a llegar a ningún acuerdo con nadie», dijo este mes de agosto Abascal en una entrevista con Europa Press, ya pasadas unas semanas y digerida la traumática ruptura. «No descartamos, evidentemente, que podamos llegar a acuerdos presupuestarios, pero es importante saber que la cuestión migratoria va a estar encima de la mesa, tanto para negociar leyes como presupuestos. Eso va a ser importante para nosotros porque creemos que es algo decisivo para la gente».