Sánchez tapa el caso Koldo exigiendo a Feijóo la dimisión de Ayuso

Núñez Feijóo intentaba ganar impulso recordando aquella frase que le dedicó al presidente en la última sesión de control —«Usted lo sabía y lo tapó»—, pero de nada le ha servido al líder del PP enumerar las nuevas informaciones que han ido trascendiendo sobre el caso Koldo ni la presunta vinculación de la trama de comisiones ilegales en la compra de mascarillas —esa a la que da nombre Koldo García, asesor de José Luis Ábalos durante su etapa de ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE— con el encuentro en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas entre el exnúmero tres socialista y la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, que tenía prohibido pisar suelo de la Unión Europea.

'elDiario.es' desveló este martes una denuncia de la Fiscalía contra la pareja de Ayuso por un presunto fraude fiscal de 351.000 euros en la época de la pandemia del Covid-19, entre 2020 y 2021, y también el supuesto cobro de dos millones de euros en comisiones por la venta de mascarillas. Hace dos años ya hubo revuelo por contratos de intermediación de Tomás Díaz Ayuso, hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, para la venta de cubrebocas en esa autonomía, aunque tanto la Fiscalía Europea como la Fiscalía Anticorrupción descartaron cualquier irregularidad. Pablo Casado había sembrado sospechas sobre Díaz Ayuso públicamente y aquello derivó en una crisis interna que le costó el puesto. Lo sucedió Núñez Feijóo.

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Isabel Vega

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Ahora, en pleno caso Koldo y tras semanas de informaciones sobre la trama, desde que la Guardia Civil detuvo a varias personas implicadas, entre ellas a Koldo García, en la operación Delorme, Sánchez y sus ministros rescatan aquello y lo vinculan con las informaciones trascendidas sobre el novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid. «Le exijo, señoría, que pida la dimisión de la señora Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid. Sea valiente y tenga coraje, aunque eso le cueste el puesto como al señor Casado», ha dicho el jefe del Ejecutivo, arengado por la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, que apostillaba su intervención con dos palabras de satisfacción: «¡Muy bien!».

El presidente del PP ha deslizado en la réplica que Sánchez había cometido un «gravísimo» error. «Seguro que en su casa no están muy contentos con lo que acaba de decir», ha dejado caer, y ha rematado: «Esta es su trama de corrupción». Se refería el popular al encuentro en marzo del 2020 entre Begoña Gómez, mujer de Sánchez, Víctor Aldama, comisionista de la trama en el Ministerio de Transportes, y Javier Hidalgo, CEO de Globalia, dentro de Air Europa, que fue rescatada por el Gobierno.

Sánchez estaba crecido, como si la investigación fiscal a la pareja de Díaz Ayuso hubiese archivado el caso Koldo, y en su contrarréplica ha llegado a decir a Núñez Feijóo que en el PSOE, con su amistad con el narcotraficante Marcial Dorado, no habría llegado ni a concejal. Una cuestión sobre la que el presidente del Gobierno ha insistido en sus redes sociales, haciéndose eco de un vídeo de su intervención.

Después, la corrupción ha empapado la sesión de control, con el PP y Vox exigiendo explicaciones por la trama que afecta a varios ministerios y Gobiernos autonómicos socialistas, y los socialistas achicando agua señalando a los populares. En medio, la vicepresidenta y líder de Sumar, Yolanda Díaz, ha intentado sacar cabeza abogando por eliminar los aforamientos de los diputados y por prohibir los indultos por corrupción. Curioso cuando su partido, este jueves, votará a favor de la amnistía de los encausados por el 'procés', lo que incluye el olvido legal de los delitos de malversación cometidos.

Preguntaba este miércoles también al presidente el líder de Vox, Santiago Abascal, pero tampoco ha tenido mayor suerte que su homólogo popular. El dirigente derechista ha acusado a Sánchez de ser «el capo» de la trama y este le ha echado en cara que hable de ejemplaridad cuando cobró «90.000 euros» al año por un puesto en una fundación sin un claro cometido cuando formaba parte del PP y, de paso, ha puesto en duda el dinero transferido por Vox a Disenso, su fundación, y que Abascal haya sido nombrado presidente vitalicio. En su pregunta, aunque sin oportunidad de réplica, Abascal también ha apelado a Núñez Feijóo y en vista del regreso del «PSOE de siempre», «el de la corrupción y el de los pactos con el separatismo», le ha vuelto a pedir que paralice la ley de amnistía en el Senado.

Después, vueltas y más vueltas con dos nombres propios: Koldo y Ayuso, Ayuso y Koldo. La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, ha acusado a Sánchez de estar nervioso y evitar por ello rendir cuentas sobre la trama que ha estallado en su partido y su Gobierno, y rápido ha salido en su defensa la vicepresidenta Montero: «Si quiere pedir responsabilidades, pida la dimisión de la señora Ayuso». Gamarra ha sacado a colación la información de ABC, que desveló que Montero tenía conocimiento de irregularidades del caso Koldo desde el 2022, pero esta de nuevo ha hecho oídos sordos.

También lo ha intentado el popular Juan Bravo, pero la vicepresidenta, tras defender la legalidad de los contratos de emergencia firmados entre la administración pública y la empresa vinculada al caso Koldo, Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas SL. Después, ha cuestionado la validez de los de la Junta de Andalucía por operar con el procedimiento de urgencia que recogía un decreto que se derogó con anterioridad. Retadora, la socialista le ha preguntado si aceptará su partido la comisión de investigación promovida en el Congreso, en la que el PSOE quiere indagar sobre los contratos de mascarillas de todas las comunidades autónomas, y no solo de las implicadas en esta trama de mordidas.

El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, ha pedido a Díaz que se aparte y salga de su «silencio cómplice» para con el PSOE, pero ella, más allá de reivindicaciones caídas en el desuso, con las que Podemos y Ciudadanos irrumpieron en la política nacional hace ya una eternidad, ha preferido remarcar que la corrupción del PP, según ella, le ha costado al Estado 60.000 millones de euros.

El popular, aunque la presidenta del Congreso no puede contestarle, se ha dirigido también a Francina Armengol, a quien le ha pedido su dimisión por no haber aclarado quién se puso en contacto con su Gobierno —ella era la presidenta de Baleares durante la pandemia— para comprar mascarillas de Soluciones de Gestión. Lo mismo le ha pedido después el popular Elías Bendodo a Ángel Víctor Torres, que era el presidente de Canarias —la otra comunidad que compró los cubrebocas bajo sospecha— en el momento de los hechos.

«Conviene recordar al Gobierno que esto es una sesión de control al Gobierno, no del Gobierno a todo el mundo que no es el Gobierno», decía Borja Sémper (PP), decepcionado por el lodazal en el que el Ejecutivo, según él, ha convertido las sesiones de control. Al ministro trirreprobado del Interior, Fernando Grande-Marlaska, le han dirigido preguntas el popular Agustín Conde y la portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán. «No conozco a nadie con más suerte que un socialista imputado, deberían cambiar la rosa de su logo por un trébol de cuatro hojas», decía con ironía la diputada por la 'desaparición' de los correos electrónicos en los que se cerró la compra de material sanitario entre el Ministerio del Interior y Soluciones de Gestión. Grande-Marlaska ha reiterado que todos los contratos, de emergencia y revisados por el Tribunal de Cuentas, fueron legales.

La ministra de Sanidad, Mónica García (Sumar), también ha esquivado el tema a preguntas de Mirian Guardiola (PP) y, con sorna, ha lamentado la mala suerte de Díaz Ayuso, quien según ha dicho no se encuentra a un ex por la calle, pero a todo aquel que se cruza le cae «una mordida». La sesión de control al Gobierno, que estaba llamada a ser casi monopolizada por el caso Koldo y la amnistía, ha mutado en una sesión de control contra el PP y contra la presidenta de la Comunidad de Madrid. Era, por otra parte, lo esperado. Otro 'y tú más' parlamentario.