Pedro Sánchez intenta colocar el catalán en la UE hasta el último minuto y cumplir con Puigdemont
Tres escenarios posibles: que Sánchez lo consiga, que fracase o que retire la votación
La prensa extranjera habla de «escandalosa intimidación» a horas de que se vote

El Gobierno ha puesto toda la carne en el asador para intentar que esta vez sí –y tras meses trabajando en ello– la Comisión de Asuntos Generales de la Unión Europea incorpore el catalán, el gallego y el euskera a la lista de lenguas ... oficiales. Se trata de una de las condiciones clave que Junts puso encima de la mesa para pactar con Pedro Sánchez en el arranque de la legislatura. En el Ministerio de Asuntos Exteriores, que dirige José Manuel Albares, han afinado mucho la propuesta para intentar que ningún país se oponga a pesar de las dudas legales manifestadas y garantizando que España se hará cargo del coste íntegro.
La reunión tendrá lugar este martes por la mañana en Bruselas y sigue habiendo tres posibles escenarios: que el Gobierno logre su objetivo y ningún país se oponga; que fracase si algún Estado miembro expresa su veto (con que uno lo haga ya no saldría adelante); o incluso, que el Gobierno solicite retirar la votación si constata que no tendrá los apoyos suficientes. Sería una manera de evitar la derrota, aunque quedaría en evidencia la falta de respaldo. La implicación de Albares, también de Pedro Sánchez, es máxima. Y hasta el último minuto lo intentarán. En el Partido Popular también se han volcado para buscar el efecto contrario: que Sánchez no lo consiga. Como publicó ABC, Italia es uno de los países que habría garantizado el veto, pidiendo, eso sí, que otros se sumen para no quedarse solo. Lo habitual en este tipo de votaciones europeas es que el rechazo lo secunden un bloque de países.
Albares no estará en la reunión y delegará la representación de España en un secretario de Estado. Para algunas fuentes consultadas es «sintomático» porque apuntan a que lo lógico, si tuviera atados los apoyos, es que quisiera participar en el encuentro. Fuentes del PP, sin embargo, insisten en que un éxito de Sánchez sería también «la constatación» de una nueva cesión a Junts, con lo que implicará para las arcas públicas: unos 132 millones de euros por llevar las tres lenguas a las instituciones europeas. Y de ahí, insisten, en que tampoco el ministro de Exteriores «tenga tanto interés por sacar pecho» ni estar presente.
Ni el Gobierno ni la oposición son tajantes sobre el resultado de la reunión. Ambas partes han echado el resto, pero la reflexión es que «hasta el último momento todo puede ser». «En el mundo diplomático ya hemos aprendido que no conviene especular. Justo antes de la reunión surge algo o hay un nuevo ofrecimiento y eso cambia el parecer de algunos países. Y eso puede arrastrar a otros», reflexionan fuentes populares, evitando lanzar campanas al vuelo. La tensión se mantiene en cotas máximas.
Justo este lunes, a horas de la votación, el 'Financial Times' –una de las cabeceras internacionales de mayor prestigio– acusó al Gobierno de Sánchez de estar ejerciendo una «intimidación escandalosa» para que algunos países pequeños del Este secunden la entrada del catalán, gallego y euskera a la lista que ya tiene 24 lenguas oficiales. Según este periódico, España habría llegado a amenazar con retirar sus tropas del flanco oriental de la OTAN para convencerles. El Gobierno se defendió, asegurando que «el compromiso con la seguridad y la presencia de tropas españolas no está en cuestión».
Pero esta publicación llegó en un momento clave a Bruselas, elevando la presión sobre los objetivos de Sánchez. El PP también cargó contra la posibilidad de que el Gobierno «juegue con la seguridad» del continente y la presencia de soldados españoles «por una cesión» a Carles Puigdemont.
A la espera del desenlace, la realidad es que el Gobierno ha decidido esta intentona final porque necesita cumplir con algunos compromisos pactados con los independentistas antes del verano. Ese fue el límite temporal que puso encima de la mesa Jordi Turull, secretario general de Junts, advirtiendo a Sánchez de que, si quiere seguir contando con el apoyo de sus siete diputados la amnistía debe ser una realidad y el catalán, oficial.
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