Sánchez eleva el tono contra Israel y acusa de mentir a Netanyahu

Entre medias, y durante la larga jornada en la que se celebró el último Consejo Europeo ordinario antes de las vacaciones, se sucedió un intercambio de golpes diplomáticos. La embajada de Israel en España (en realidad, la oficina del encargado de negocios, pues hace tiempo se retiró a la embajadora) emitió un duro comunicado tildando de «inmoral» la posición del presidente, al que acusó de no haber condenado «ni una sola vez» la ofensiva de Irán con misiles balísticos sobre ciudades israelíes, en el que según detallaba el comunicado murieron 29 civiles y cientos resultaron heridos. Poco después, el Ministerio de Asuntos Exteriores convocaba de urgencia al encargado de negocios «por su inaceptable comunicado sobre el Gobierno de España». Sánchez, en su rueda de prensa nocturna en el edificio del Consejo Europeo, acusaba al Gobierno de Netanyahu de mentir por haber dicho que no condenaba ni los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023 y que tampoco había pedido la liberación de los rehenes israelíes en manos de los terroristas. Nada dijo, en cambio, de la falta de condena de los ataques iraníes en suelo israelí que señalaba el comunicado.

Para Sánchez, la ruptura de la UE con Israel sería una respuesta «proporcional» a la ofensiva sobre Gaza, y además una medida eficaz, «porque tenemos mecanismos, hay palancas de presión para que el Gobierno de Israel cese esta catástrofe que estamos viviendo desde hace más de un año y medio».

A su juicio, hay, además, un agravio comparativo o, en sus propias palabras, un «doble estándar» en la respuesta comunitaria a la guerra en Ucrania y a la situación de emergencia humanitaria en Gaza. «Lo que no tiene ningún sentido es que llevemos dieciocho paquetes de sanciones a Rusia, por su agresión a Ucrania, y Europa no sea capaz ni de suspender un acuerdo de asociación cuando se está violando flagrantemente el artículo 2 de respeto a los derechos humanos por parte, en este caso, de Israel», argumentó al respecto.

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Pero además de su confrontación con Israel, el presidente insistió por segundo día consecutivo, después de la cumbre de la OTAN en La Haya, en la confrontación con Donald Trump a cuenta de si aumentar o no al 5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) el gasto en defensa. Lo hizo primero con una aseveración de parte: «Se ha llegado a cuestionar, en algunos medios, el compromiso trasatlántico e incluso también europeísta, del Gobierno de España. Y ser europeísta y ser atlantista, no implica un seguidismo ciego que otros en nuestro país proponen».

Sánchez insistió en que a diferencia de lo que defiende Washington, pero también el secretario general de la OTAN, el ex primer ministro holandés Mark Rutte, y la mayoría de los 32 miembros de la Alianza Atlántica, las nuevas capacidades exigidas nuestro país las puede alcanzar con el 2 por ciento del PIB comprometido ya para este mismo año. «No lo digo yo, lo dice el Ministerio de Defensa, lo dicen las Fuerzas Armadas, que un 2,1 por ciento de nuestro Producto Interior Bruto es más que suficiente para dar respuesta a esas capacidades», señaló el jefe del Ejecutivo ante la pregunta de si era la OTAN la que se equivocaba en sus cálculos.

Además, Sánchez negó tajantemente que en las conversaciones con sus colegas se le plantease alguna duda sobre si su posición sobre el gasto en defensa iba a poder empeorar la guerra arancelaria con Estados Unidos, después de la amenaza de Trump directamente a España. «Ninguno», contestó tajante al ser preguntado si había habido algún comentario en el interior del Consejo Europeo.

Asimismo, una y otra vez insistió en dos argumentos fuerza ante las amenazas de Trump. El primero, que la «política comercial se dirige desde aquí, desde Bruselas», una manera de advertir a Washington que cualquier enfrentamiento con España lo será con los 27 países de la UE. Y el segundo que nuestro país tiene un déficit comercial con Estados Unidos, es decir: que compra o importa más que lo que vende o exporta a aquel país. Un medido aviso a navegantes.

Sánchez, golpeado como nunca antes a nivel doméstico por el caso Cerdán, intenta reflotar su presidencia con un marcado perfil internacional, el terreno el que siempre ha presumido de moverse con mayor soltura. Y el calendario le favorece, pues el domingo se inaugura en Sevilla la Conferencia para la Financiación al Desarrollo que alberga nuestro país. Una cita que durará toda la semana y que tendrá decenas de presencias internacionales de relevancia. Un marco idóneo para huir, o tratar de hacerlo, de los problemas domésticos. Aunque esto último no se antoje fácil, y mucho menos en una semana como la que viene que comenzará el lunes con la declaración ante el Tribunal Supremo de Santos Cerdán.