Sánchez aprovecha el debate para agrandar su distancia con Felipe González: «En materia de corrupción no fue perfecto»

Pero a diferencia de lo que ocurrió en el encuentro de los socialistas, cuando fue el ministro Óscar Puente el que aludió a esa etapa final del primer Gobierno socialista de la democracia, y además a puerta cerrada, en esta ocasión ha sido el propio Pedro Sánchez, y nada menos que desde la tribuna del Congreso, quien se ha referido, textualmente, a que la gestión de González, al que ha empezado definiendo como «un gran presidente», sin embargo y «por desgracia, su gestión también sufrió el zarpazo de la corrupción. Tuvo un director general de la Guardia Civil [Luis Roldán]; un gobernador del Banco de España [Mariano Rubio]; un vicepresidente que tuvo que dimitir [Alfonso Guerra, también número dos del PSOE]; ministros también que tuvieron que dimitir, secretarios de Estado de Seguridad [Rafael Vera, el número dos de Rafael Barrionuevo en Interior] que también tuvo que dimitir... eso también sucedió, en un gran Gobierno como el de Felipe González. Hizo grandes cosas por España, modernizó nuestro país, dio lugar a España en el mundo y en Europa, pero por desgracia, en materia de corrupción no fue perfecto, no fue infalible», ha rematado el argumento.

Sánchez se ha presentado como el presidente del Gobierno «más limpio» de la democracia, junto al de José Luis Rodríguez Zapatero. Y señalando también por corrupción a José María Aznar, recordando los varios ministros que terminaron incluso condenados por corrupción, y a Mariano Rajoy, fundamentalmente por la trama Gürtel.

El jefe del Ejecutivo, en su primera intervención, había dado explicaciones sobre su relación con Santos Cerdán, reconociendo una vez más que se equivocó por haber creído en su honradez e incluso en su modo de vida «sencillo», antes del informe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) sobre su ex número 3 que destapó el cobro de mordidas a cambio de adjudicaciones de obra pública, en una presunta trama criminal en la que participaron también el exministro de Transportes, José Luis Ábalos, y su mano derecha Koldo García.

Sánchez ha juzgado que cuando Aznar salió del Gobierno en 2004 «entregó treinta y cuatro casos de corrupción en los tribunales, treinta y cuatro, 362 cargos implicados, más de mil millones de euros robados, y una foto que compite con la de las Azores en los rankings de la infamia. Una foto, del que hoy va amenazando, en las escalinatas de La Moncloa, con cuatro ministros salpicados por escándalos, tres imputados y tres encarcelados por prevaricación, cohecho, falsedad documental, tráfico de influencias y blanqueo de capitales».

Todo ello en un discurso de réplica, somo suele ser habitual en Sánchez, perfectamente medida y diseñado para atacar a la oposición. «El señor Aznar acude ahora a las tertulias, y a las manifestaciones y a los congresos del PP, envuelto en un sudario blanco de la pureza, pero lo cierto es que presidió el Gobierno más corrupto de la historia democrática de España», ha sentenciado, recibiendo una gran ovación de la bancada socialista.