El PSOE ve allanado el camino para que Feijóo se estrelle y Puigdemont haga presidente a Sánchez
Bolaños decreta «prudencia» en las negociaciones para no contestar sobre las concesiones a Junts
Sánchez se encomienda a las dos almas inexistentes de Junts
El PSOE es optimista, y mucho, sobre la posibilidad de que Pedro Sánchez logre su segunda investidura, que sería la primera en la historia democrática de un líder que no ha ganado las elecciones. Varios ministros socialistas trasladan ya dos ideas fuerza que sustentan ... ese optimismo. La primera, que el recorrido político de Alberto Núñez Feijóo, el líder del Partido Popular (PP), está acabado, y que el portazo que le ha dado el PNV así lo evidencia. «Una cosa está clara, Feijóo no va a ser presidente con este Parlamento», subrayan.
La segunda, que a Junts per Catalunya, o lo que es lo mismo, a Carles Puigdemont, el expresidente catalán fugado de la Justicia, no le quedará más remedio que avenirse a apoyar a la nueva 'coalición Frankenstein', olvidándose de sus máximos (amnistía y referéndum de independencia) y concediendo, al menos, una abstención que ahora mismo sería suficiente para elegir a Sánchez en segunda vuelta, por mayoría simple. Eso si el recuento del voto CERA (de españoles residentes en el extranjero) no depara alguna sorpresa más y hace imprescindible el sí de los siete diputados de Junts.
En declaraciones a los medios después de intervenir en la Diputación Permanente del Congreso, que se ha reunido este miércoles por última vez en la legislatura, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ha prescrito «prudencia» en las negociaciones y «publicidad» cuando llegue el momento de hacerlas públicas. Una argucia retórica a la que se ha acogido tanto para la negociación con los de Puigdemont como para la de la Mesa del Congreso, el órgano de gobierno de la Cámara Baja, que se tiene que constituir el próximo 17 de agosto, y que como suele ocurrir, da pistas sobre por dónde pueden ir las políticas de alianzas en la legislatura entrante.
En el Ejecutivo cunde el convencimiento de que Junts no puede arriesgarse a una repetición electoral, después del mal resultado cosechado en las provincias catalanas el pasado domingo, donde perdió 200.000 votos y apenas pudo mantener siete escaños, los mismos que ERC. Con un resultado, además, en el que el PSC volvió a arrasar, como hizo el 28 de mayo en las municipales, obteniendo 19 diputados, más que los dos grupos independentistas juntos.
La tesis es clara, Puigdemont y los suyos tienen que entender que el viento en Cataluña ha cambiado y ahora hay una hegemonía clara de los socialistas catalanes de Salvador Illa, quien también ganó las elecciones autonómicas en 2021, si bien no pudo evitar una mayoría de los separatistas para el Govern que preside Pere Aragonès. «Junts tiene muy complicado no hacer algo que abra camino al Gobierno progresista», sintetiza un alto cargo de la cúpula socialista, muy próximo a Sánchez.
El mismo que asegura que la negociación de la investidura comenzará con ERC y Bildu y, por supuesto, con el PNV, al que califica de «socio leal». Los socialistas y los peneuvistas gobiernan juntos en el País Vasco y también han renovado una importante alianza institucional después de las municipales, singularmente en el Ayuntamiento de Vitoria.
En definitiva, Sánchez contempla con tranquilidad el escenario, cree que logrará sin muchas dificultades su segunda investidura y que en el principal partido de la derecha está a punto de abrirse otra crisis de envergadura sobre su liderazgo. «Feijóo quiere dar la impresión de que tiene posibilidades, para no precipitar su salida», concluye de manera significativa un importante ministro socialista.