Estas son las propuestas del salafismo, la religión que anhela regresar al 'paraíso musulmán'
Los indicios apuntan a que Mohamed Sad Badaoui, el 'salafista de Reus' sobre el que pesa una orden de detención, se movió en España dentro de la corriente política y quizás coqueteó con la vía armada
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Miembros del movimiento salafí
Uno de los hadices o dichos de Mahoma más conocidos pone en boca del fundador del islam la afirmación de que las mejores generaciones de musulmanes fueron la suya y -profetiza- las dos posteriores. Ese anhelo por regresar al 'paraíso musulmán', a la etapa ... idealizada por el islam de los siglos VII y VIII, preside el universo mental y emocional del 'salafismo' (del árabe salaf, antepasados), el concepto amplio creado en el siglo XIX que se aplica tanto a ciertos movimientos políticos como armados de la actualidad. El neologismo 'salafista' apareció en Europa en el periodo de entreguerras del siglo XIX para referirse a una ideología impulsada por intelectuales musulmanes, que predicaba el retorno al modo de vida y a la organización social de los primeros mahometanos como solución a los problemas de subdesarrollo y colonialismo que padecía el mundo árabe. «El islam es el camino» es el eslogan que resume una realidad multiforme y fundamentalista: la imitación, lo más literal posible, del mundo de Mahoma y sus inmediatos sucesores.
En el universo del salafismo contemporáneo, aplicado solo al movimiento mayoritario suní (el radicalismo en la minoría chií sigue otro camino) destacan dos figuras: el saudí Al Wahab, fundador de la escuela rigorista wahabí, que impera en Arabia Saudí, y el egipcio Al Qutab, ejecutado en 1966 por Nasser.
Existe un salafismo político, que aspira al retorno a la sociedad 'pura' musulmana por medios pacíficos sin renunciar al rigor extremo, tanto en la estructura social como en la vida personal, de acuerdo con la Sharía, la ley islámica. En todo el mundo del islam, en particular en Oriente Próximo y en el Magreb, los partidos salafistas trataron de aprovechar la coyuntura favorable de la Primavera Árabe (2011) para llegar al poder; con frecuencia de la mano de partidos islamistas más moderados, como es el caso de los Hermanos Musulmanes en Egipto. El intento fracasó de modo estrepitoso, y es una de las causas de la actual situación de guerra en Siria y en Libia, y del retorno de Egipto a la senda del autoritarismo militar.
Junto a la vía política se ha desarrollado en paralelo el 'salafismo armado', el de los grupos yihadistas que pregonan la 'guerra santa' para imponer el retorno a la sociedad musulmana perfecta.
En el salafismo armado destacan, asimismo, dos vías. La del yihadismo mundial, encarnado particularmente por Al Qaida y por Estado Islámico (Daesh). Y la del yihadismo local, que tiene a los talibanes afganos como modelo de éxito. En términos generales, los movimientos más peligrosos por su vocación global son Daesh y Al Qaida. Ambos grupos aspiran a conquistar por las armas para sus proyectos de califato tanto los territorios de mayoría musulmana (Dar al Islam)como los de mayoría 'infiel' (Dar al Harb). En cambio, los talibanes, tanto afganos como paquistaníes, sólo pretenden establecer en Afganistán y en los territorios pastunes de Pakistán un régimen islámico, en el que puedan vivir y aplicar sus normas y costumbres ancestrales,
A la espera de saber más sobre Mohamed Said Badaoui, el 'salafista de Reus', sobre el que pesa una orden de expulsión a Marruecos, los indicios apuntan a que se movió en España en el ámbito del salafismo político y quizá tuvo contactos con el armado, según se desprende de las conclusiones de los informes del CNI y la Policía nacional.
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