Podemos reniega del gasto militar mientras su Gobierno lo ha aumentado un 25% este año
Protesta por las cuentas de Defensa para 2023, pese a que son similares a las que ya ha consentido en 2022 a través de continuas modificaciones presupuestarias
Madrid
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Iniciar sesiónPoner públicamente el grito en el cielo cada vez que se habla de aumentar el presupuesto dedicado a Defensa, pero consentirlo en privado, en el seno del Gobierno. Esa es la dinámica en la que está instalada el ala comunista del Ejecutivo para ... pregonar lo uno y permitir lo contrario; escenificar su particular ortodoxia antimilitar mientras participa en una escalada sin precedentes de la inversión en Defensa.
Las palabras de los responsables de Unidas Podemos y las cifras presupuestarais oficiales evidencian esa gruesa contradicción, a la que el PSOE tampoco es ajeno. Así ocurrió hace escasos días, el 29 de septiembre, cuando el PSOE secundó a Unidas Podemos para votar en contra de aumentar al 2% el presupuesto de Defensa de aquí al año 2029: los socialistas votaron en contra de lo que Pedro Sánchez ha prometido a la OTAN y de lo que presumió en junio ante sus socios de la Alianza Atlántica reunidos en la cumbre de Madrid.
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Poses al margen, la realidad es que el PSOE y Unidas Podemos han elevado el presupuesto militar a cifras récord, pero de tapadillo. Al menos hasta el presente año. La fórmula elegida es aprobar inicialmente un presupuesto moderado y, después, a lo largo del año, ir engordándolo con sucesivas modificaciones presupuestarias aprobadas por el Gobierno. De esa forma, en solo siete meses el presupuesto de Defensa se ha incrementado un 25% respecto al aprobado inicialmente.
Inyección de 2.707 millones
Este 2022, las cuentas que el Gobierno llevó al Congreso sumaban unas partidas de Defensa de 10.891 millones de euros. Sin embargo, a través de continuas modificaciones presupuestarias, esa cifra la ha engordado con 2.707 millones extra hasta el pasado julio. Eso eleva el presupuesto real de Defensa hasta los 13.598 millones de euros. De ellos, 12.360,9 millones son los fondos gestionados directamente por el Ministerio de Defensa –2.206 millones más de los presupuestados inicialmente–, 154,73 millones reservados para inversiones militares en el marco del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia –126,73 millones más de los consignados en un principio–, y 1.082,28 millones reservados para apoyar la innovación tecnológica en el sector industrial de la Defensa, 374,08 millones más de los que aparecían en el presupuesto que aprobó el Congreso.
La última inyección extra llegó en julio, cuando el Gobierno, de nuevo con la anuencia de Unidas Podemos, engordó el presupuesto de Defensa con otros 1,008 millones.
Ahora, la dirección de Podemos ha vuelto a escenificar su rechazo al gasto militar a vueltas con el proyecto de presupuestos de 2023 que ha presentado el Gobierno que comparte con el PSOE. Dice Podemos que no hace suyo el aumento del 26% que prevé en las partidas de Defensa. Sin embargo, la realidad es que ya ha consentido ese incremento por adelantado, en las cuentas de este mismo año. Lo consignado para el Ministerio de Defensa en 2023, 12.827 millones de euros, es prácticamente lo mismo que el presupuesto del que dispone ahora (12.361 millones), gracias a las continuas ampliaciones de fondos aprobadas con la anuencia de Unidas Podemos.
Lo uno y lo contrario
El actual rifirrafe presupuestario es uno más en lista de vaivenes. «La OTAN es una alianza de democracias y la democracia hay que defenderla. El Gobierno de España se ha comprometido de aquí a 2029 a aumentar el porcentaje de Defensa hasta cerca del 2% [del PIB]», proclamó el presidente Sánchez el 2 de julio durante una entrevista en TVE. El mismo día, su ministro comunista Alberto Garzón decía justo lo contrario: «un Gobierno de izquierdas no puede comprar el marco de la derecha» para aumentar el gasto militar, porque –dijo– «estamos condenándonos a la derrota». Escasos días antes, Irene Montero (Podemos) cargó contra «la industria armamentística» y proclamó que «necesitamos más dinero para sanidad, educación y dependencia, y no para tanques y armas, esa es nuestra posición política». En una línea similar, su jefa de filas y también ministra Ione Belarra pregonaba en esas mismas fechas que «España no necesita más tanques ni más armas». Pero, pocos días después, el Gobierno en su conjunto engordaba el presupuesto de Defensa con 1.008 millones extra y elevaba las cuentas de las Fuerzas Armadas a niveles de récord.
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