Podemos aprovecha el debate sobre el 'plan de medios' de Sánchez para señalar a periodistas y jueces desde el Congreso

En su turno de intervención, la líder de Podemos y exministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, ha aprovechado para cargar desde la tribuna del Congreso contra periodistas y jueces, acusándolos con nombres y apellidos. Belarra ha criticado el pacto entre PSOE y PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), algo que, a su juicio, «legitima la guerra sucia judicial».

La líder de la formación morada ha acusado al PP de utilizar sus «brazos judiciales para orquestar el acoso» contra la familia de Sánchez. Los populares y los jueces, dice, también «retuercen la ley de amnistía con el objetivo de tumbar al Gobierno». Además, ha instado al PSOE a «romper ese acuerdo con el PP» porque «les da carta blanca para que sigan haciendo golpismo judicial».

La otrora ministra ha asegurado que la «regeneración democrática» que prometió Sánchez «es lo contrario de legitimar y blindar la corrupción judicial de Marchena y Llarena, del juez García Castellón, del juez Peinado, del juez Aguirre, de la jueza Espejel o Lamela».

Este señalamiento explícito de Belarra a los jueces españoles desde la tribuna del Congreso no ha tenido ningún tipo de reacción por parte de la presidenta de la Cámara, la socialista Francina Armengol.

Asimismo, la diputada también ha aprovechado el debate sobre el polémico plan de medios de Sánchez para cargar contra periodistas particulares. Belarra ha hablado de «sicarios mediáticos» y de «panfletos de ultraderecha», ha señalado con nombre y apellidos a Vito Quiles; al director de OkDiario, Eduardo Inda; y todo lo que, según ella, implica «la primera línea de ataque de la ultraderecha contra la democracia».

Podemos propone «limitar el poder que tienen los fondo buitre y las grandes empresas dentro de los grandes medios de comunicación»: «Es imposible que haya regeneración democrática si no hacemos público cuáles son los intereses económicos particulares que tienen esos directores de programa, esas presentadoras de televisión que cada día extienden bulos y mienten desde sus tribunas», ha dicho, para inmediatamente después señalar por su nombre a Ana Rosa Quintana, a quien ha acusado de tener «44 pisos turísticos» y de extender supuestos «bulos sobre la okupación».

«Bulos», dice la exministra, con bastante poco fundamento: los propietarios en España denuncian el aumento de okupaciones en viviendas y de 'inquiokupaciones', es decir, cuando un inquilino deja de pagar la renta pero no abandona la propiedad. Por mucho que la extrema izquierda pretenda negarlo, los datos del Ministerio del Interior son claros: en España hay más de mil okupaciones al mes (dos y media cada hora) y han aumentado sobre todo en Cataluña.

Sánchez, a juicio de esta diputada, «obvia de manera deliberada el principal problema que tiene el poder mediático en España, que no son sólo los sicarios de poca monta que extienden bulos, sino los dueños de los grandes medios de comunicación, son las presentadoras y presentadores de grandes programas de televisión que tienen alianzas muy profundas con el poder económico y el poder político para hacer que sólo pase en España lo que ellos quieren que pase».

Esta acusación, en principio abstracta, rápidamente ha sido aterrizada, de nuevo, con un señalamiento explícito: Belarra ha criticado que el presidente del Gobierno conceda entrevistas a «un periodista que está claramente definido como corrupto como es Antonio García Ferreras». También ha pedido hablar de «quiénes son los dueños de Atresmedia o Mediaset», momento en el que Armengol la ha interrumpido para pedirle que no «acuse» a personas «individuales que no pueden defenderse desde la tribuna». Ha sido la única puntualización que ha hecho la presidenta del Congreso, que no la ha llamado al orden en ningún otro momento.

«Con todo el respeto, presidenta, en ningún lugar del reglamento dice que no se puedan citar periodistas corruptos desde la tribuna», ha contestado Belarra, que se ha amparado en que es «legítimo» poder «decir la verdad» en el Congreso.