Malestar en el PSOE porque la treta de Bolaños invisibilizó a sus candidatos

El choque de trenes dejó atónitos a reconocidos socialistas, algunos de los cuales presenciaron in situ la situación. Más allá de la polémica de fondo, el momento del ministro Félix Bolaños saltándose el cordón de seguridad para incorporarse de rondón a la comitiva oficial que subía hacia la tribuna sorprendió incluso a los propios. No hay más que repasar las imágenes para ver la cara estupefacta de la candidata a la Alcaldía, Reyes Maroto, o la tremenda seriedad en el gesto de Juan Lobato, cabeza de lista para presidir la Comunidad de Madrid. La incomodidad de ambos era evidente.

Pero lo peor fue que el incidente desdibujó del todo su presencia en la celebración del Dos de Mayo. Sus declaraciones previas se perdieron entre la vorágine del incidente protocolario, y ellos literalmente se volvieron invisibles para los medios, algo que no se puede permitir ningún candidato a 25 días de las elecciones. Y lo peor es que no fue por un error propio, sino ajeno.

En el PSOE madrileño no disimulaban su malestar por estos hechos. Insistían en que los protagonistas, en una campaña electoral, tienen que ser los cabezas de lista: «Ni los consejeros áulicos ni los spin doctors» (asesores en comunicación política).

El «lío innecesario», como lo calificaba otro dirigente de los socialistas madrileños, no había tenido ninguna utilidad a efectos prácticos, puesto que no le aportaba nada a Bolaños –que ayer optó por el silencio cuando los medios le preguntaron por el asunto–. A Ayuso le habría servido, en sus análisis, para arañar votos a Vox, porque su discurso de cero concesiones a Sánchez le gusta a ese electorado.

Juan Lobato lamentó, públicamente, que la pelea hubiera restado protagonismo a los ciudadanos de Madrid. Y aprovechó para marcar distancias con lo ocurrido: «Cuando yo sea presidente, esto no pasará nunca, cualquier ministro de cualquier gobierno será bienvenido».

Lobato ha basado no sólo su campaña, sino toda su acción política desde que llegó al cargo, en las buenas formas y el fin de la crispación: siempre ha apostado por políticas en positivo y por apartarse de la bronca y el fango. Hechos como el del martes en la Puerta del Sol son escenarios en los que se maneja mal porque no van con su forma de ser.

En su equipo lo saben y también les incomodó la situación. «Se podían haber hecho las cosas de otro modo», reconocían. No obstante, preferían pasar página, echarle tierra encima al asunto y avanzar a la siguiente pantalla. Quedan apenas tres semanas para los comicios y las encuestas siguen señalando una situación de práctico empate entre PSOE y Más Madrid, dos formaciones que se juegan convertirse en jefe de la oposición tras el 28M. No es momento de despistes ni de distracciones.

En algunos sectores del PSOE madrileño no ocultan su preocupación por las repercusiones que puedan tener sobre sus resultados algunas medidas y declaraciones que salen de Moncloa. El PP utiliza sistemáticamente las referencias al maltrato a Madrid del Gobierno central: nuevos impuestos sólo en Madrid, mala gestión de Cercanías o pobres inversiones en la región; un mensaje ha calado en buena parte de la opinión pública.

Una realidad complicada con la que tienen que lidiar los líderes socialistas, y que ahora se puede ver perjudicada por el nuevo encontronazo entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el de Isabel Díaz Ayuso. Que puede ser el empujón definitivo que ella necesitaba en su búsqueda de la mayoría absoluta, mientras perjudica la campaña de Lobato y Maroto: «Así somos, le hacemos la campaña», lamentan en el partido.

El duelo al sol entre el presidente socialista y la lideresa popular, con todas sus aristas estratégicas, obedece a intereses ajenos a los de los cabezas de lista del PSOE, y muchos en el partido temen que puedan terminar reduciéndoles a ser meras comparsas.