Recortes a la griega en Madrid
Los presupuestos seguirán en niveles del año 2004, mientras la inversión cae en picado a 217 millones al año
SARA MEDIALDEA
Sangre, sudor y lágrimas. Es el escenario que dibujan para el Ayuntamiento de Madrid los dos planes económicos presentados ayer, y que ahora deberá aprobar el Ministerio de Economía y Hacienda. Uno es un plan de saneamiento, que explica de dónde se va a recortar ... para conseguir la estabilidad; y otro un plan económico-financiero, que dibuja los escenarios presupuestarios de aquí a 2015. El panorama es desolador: los presupuestos se mantendrán en niveles del año 2004, la inversión caerá un 70 por ciento —hasta situarse por debajo de lo que se gastaba en 1998—, y se reducirá al mínimo imprescindible para mantener la ciudad en marcha. Además, los costes de los servicios se recortarán, al tiempo que se amortizan los puestos de trabajo de los funcionarios que se jubilen.
Son medidas extraordinarias para situaciones extraordinarias: un auténtico recorte «a la griega», dada la gravedad de la situación. Ahorros en servicios, en gastos de personal, desplome de las inversiones y recortes en la estructura municipal y los cargos directivos y eventuales para conseguir una recuperación que el concejal de Hacienda, Juan Bravo, ve posible para el año 2015. De hecho, si su plan económico-financiero es aprobado y se cumple, en 2012 espera tener superávit, y en 2015 dice que estará al día en el pago a proveedores.
Asegura, además, que la deuda se habrá reducido para ese escenario final hasta quedar por debajo del 110 por ciento de los ingresos corrientes, el máximo permitido actualmente como límite de la deuda total —que en el caso de Madrid, llega al 144 por ciento—.
Objetivos
A golpe de tijera
Con los números se puede «jugar», pero a la hora de la verdad, el dinero es imposible de estirar. Por eso, el Ayuntamiento madrileño ha tenido que asumir ajustes muy duros para poder mantenerse. Los recoge en sus planes de saneamiento y económico-financiero para los años 2011-2015: hay que recortar gasto corriente —los servicios que presta el Gobierno local—y gasto de personal; jibarizar las inversiones hasta el mínimo posible para el mantenimiento de la ciudad; y continuar intentando que los ingresos no decaigan. Para conseguirlo, propone varios caminos.
Por ejemplo, amortizar todas las jubilaciones: no se cubren, salvo en Policía y Bomberos. Así se han reducido 1.728 puestos de trabajo de 2009 a 2011. Pero además, se reducen todo lo posible los gastos en servicios prestados: 274,3 millones se han ahorrado en gastos administrativos, lo que incluye menos publicidad —10,9 millones menos—, estudios y trabajos técnicos —30,1 millones menos—; y un descuento de 11,1 millones en la factura de alquiler de edificios.
La rebaja del 15 por ciento, de media, en el importe de los contratos de servicios ha supuesto 26,3 millones de euros menos al año en la limpieza; 8 millones de euros menos en el Servicio de Estacionamiento Regulado (SER), y 13 millones de euros de ahorro en conservación de parques.
También se ha ajustado el coste de la organización municipal: ayer mismo se firmaron los decretos que hacen desaparecer 15 direcciones generales —por cierto, Mercedes Coghen sigue, lo que hace intuir un futuro muy olímpico en Madrid— y 62 puestos de personal eventual. También se ha suprimido un área de gobierno (Obras), y se reconvierten 85 plazas de escoltas. Esto y algún otro ajuste, como la fusión del Patronato Municipal de Turismo con la empresa pública Promoción de Madrid —que se hará a finales de año— suponen un ahorro a las arcas municipales de 9 millones de euros anuales.
Metas
A cinco años vista
Con presupuestos de apenas 4.500 millones de euros anuales, 217 millones al año en inversiones y ajustes millonarios en cada ejercicio, el concejal de Hacienda está convencido de que se llegará a 2015 con una situación de estabilidad. Es más, de acuerdo con sus datos, en 2012 habrá superávit. 325 millones de euros concretamente.
Además, la deuda se reducirá hasta 4.721 millones de euros en 2015. Más ahorro, servicios «recortados» en sus costes —lo que, indudablemente, tendrá traducción en su calidad— y unos ingresos que suben vía impuestos: este año, por la tasa de basura se ingresan 170 millones de euros; la tasa que se cobra a las empresas de telefonía suponen otros 24 millones anuales; y otros 21 por la del depósito judicial de vehículos, más 9 de la tasa de vado, 8 por el convenio sobre reciclaje, o 16 millones que se incrementan por multas, especialmente por los radares de la M-30. Para el futuro, está previsto un aumento vinculado directamente al «catastrazo»: por IBI se recaudarán 79 millones más —hay 20.000 viviendas nuevas que se incorporan a este impuesto—, y en la plusvalía repercutirá con otros 48 millones. La subida media en ingresos por impuestos directos irá del 9,2 por ciento de 2012 al 5,1 de 2015.
Consecuencias
¿Vuelta a la normalidad?
Si todo sale como han previsto los responsables municipales —y eso incluye una necesaria modificación de la Ley de Haciendas Locales que les permita refinanciar la deuda ordinaria desde el próximo año—, las cuentas locales recobrarán la normalidad en cinco años. Claro que es muy diferente la perspectiva a los ojos de la oposición: Noelia Martínez (PSOE) cree que ahora es cuando «Ruiz-Gallardón ha presentado su verdadero programa electoral». Y Jorge García Castaño (IU) duda de la credibilidad del nuevo plan, que «acabará pagando la ciudadanía».
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