Vecinos del convento semiderruido piden su reconstrucción y sanciones a los responsables

Los vecinos aseguran que el ruido de la maquinaria encargada de la demolición les despertó sobre las 6.30 de la mañana del día 20 de junio, sin que previamente nadie les hubiera avisado -pese a estar en el entorno del convento- de que se iba a efectuar el derribo. Se muestran preocupados por el estado actual del edificio, derribado en un 30 por ciento, según sus cálculos: «Queremos que se tomen medidas de seguridad, y apuntalamientos si son necesarios, o instalación de lonas, además de limpiar para evitar problemas de salubridad» . Temen que terminen apareciendo ratas entre los escombros si no se adecenta la zona.

Fuentes de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, que dirige Paloma Sobrini, aseguran que, puestos en contacto con la actual propiedad del edificio -las religiosas que lo ocupaban lo vendieron el pasado mes de mayo -, se plantea la reconstrucción de las partes destruidas del convento mediante «buena arquitectura» que «armonice» con el conjunto. También desde el Ayuntamiento madrileño estudian qué pasos se dieron para que ese derribo se autorizara mediante una declaración responsable .

Pero los vecinos siguen alerta: han hecho venir a un notario que ha tomado fotografías del convento desde todos los ángulos posibles, para determinar el estado actual. Prometen estar vigilantes : «Si los daños fueran a más, podrían terminar justificando un expediente de ruina», alertan. De momento, a los únicos que han visto por la zona han sido a unos jardineros que han limpiado zonas de maleza.

No son los únicos que custodian el lugar: también lo hacen los responsables de la asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio , que alertaron por tuit del derribo en cuanto lo advirtieron, gracias a los vecinos, y que ahora han presentado una querella ante la Fiscalía de Medio Ambiente para determinar las responsabilidades oportunas.

El convento de las Damas Apostólicas ocupa una parcela de 16.900 metros cuadrados en una de las zonas residenciales más exclusivas de Madrid. Además del convento, comprende un extenso jardín con cientos de árboles de especies muy variadas.

El edificio fue construido en 1929, y es obra del arquitecto Críspulo Moro Cabeza. La congregación de religiosas que lo ocupaba encargó en 2006 un estudio de detalle para nuevas construcciones en la parcela al urbanista Leopoldo Arnáiz, estudio que fue aprobado por el Ayuntamiento en septiembre de ese año.

El convento se vendió en mayo de este año y la nueva propiedad consiguió licencia de demolición a través de una declaración responsable. La misma que anuló , con el derribo ya iniciado, la Comunidad de Madrid.