Persecución de película durante cuatro horas para atrapar a un alunicero

Ocurrió el lunes a las 4.30 de la madrugada. Una pareja de policías que patrullaba a pie por la zona de ocio de la estación de Chamartín, junto a la discoteca Makumba, observaron a un joven veinteañero que salía de fiesta y que adoptaba una actitud esquiva con los agentes. De pronto, salió huyendo con sus amigos.

Al poco tiempo, los policías oyeron un gran estruendo que venía del estacionamiento público del recinto. Un coche, un Renault Megane rojo salía de él a gran velocidad. Se llevó por delante la barrera de seguridad y escapaba en dirección contraria. El coche patrulla intentó darle el alto, pero hizo caso omiso e incluso intentó arrollar a los agentes. En el vehículo sospechoso viajaban varios jóvenes, pero conducía el chico al que minutos antes habían observado los funcionarios policiales.

Sin luces (para despistar), el conductor echó a correr con el coche por la M-30, a gran velocidad. Cambiaba de carril constantemente, de manera brusca y sin utilizar los intermitentes. A su paso, sembraba el pánico entre el resto de conductores. Y se le perdió de vista, hacia Méndez Álvaro.

Por la radio, los agentes difundieron el modelo y matrícula del coche y se puso en marcha un dispositivo para atraparlo. Casi dos horas después, dos agentes de paisano lo vieron, sin que el sospechoso se percatara, y lo siguieron hasta un domicilio del PAU de Vallecas. Entró en el parking, dejó a sus amigos, excepto a una chica (su novieta) y, a los cinco minutos, volvió a salir a la calle, a toda velocidad. Pero les dio esquinazo por la A-3 (autovía de Valencia).

Se incorporó a la persecución el «Cóndor», el helicóptero del CNP, que captó el vehículo desde el aire y fue orientando a los coches patrulla. Desde la A-3, tomó la M-45, se incorporó a la A-2 (autovía de Barcelona) y, a la altura del aeropuerto, el alunicero dejó el coche y echó a correr.

Ni corto ni perezoso, cruzó la mediana de la A-2, ante la mirada atónita de los conductores. Alguno llegó a parar, y el delincuente intentó meterse en el coche. Pero al final se subió en uno que había aparcado en el arcén tras un accidente, un Renault Scenic.

Echó a andar con ese coche, pero había bastante tráfico ya y decidió salir del turismo. En una glorieta y amenazando con armas blancas ( llevaba cuatro cuchillos encima ), robó un tercer vehículo, pero poco después fue detenido. Opuso una enorme resistencia, pateó a los agentes, les escupió y amenazó: «¡Os voy a matar!». Eran las 8.30 de la mañana.

El sospechoso es Juan María G. P., español de 25 años, al que le constaban dos búsquedas en vigor. Además, tiene numerosos antecedentes por robo, asociación ilícita, resistencia y desobediencia, atentado a agente de la autoridad, delitos contra la Seguridad del Tráfico, allanamiento de morada, lesiones... Ha sido puesto a disposición judicial. Le acompañó durante toda la persecución su novia, de 22 años y que también quedó arrestada .

La intervención ha sido llevada a cabo por una decena de indicativos una Zodiaco y Centauro, de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Madrid y el Servicio de Helicópteros de la Dirección General de la Policía.

La delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, afirmó que esta operación es «una muy buena noticia para la seguridad ciudadana , sobre todo en comercios como joyerías y peleterías, que son los principales objetivos de este tipo de bandas».

Cifuentes dio la enhorabuena al Cuerpo Nacional de Policía por la detención del «Niño Juan».