Esperanza Aguirre llegó al volante de su propio vehículo, un Toyota turismo, a la sede de la Asamblea de Madrid. La esperaba el candidato, Ignacio González, y varias decenas de periodistas. Ella se dejó querer, deseó lo mejor a su sucesor y le dijo a ... los madrileños: "Pueden estar tranquilos los madrileños". En lo que ha sido su territorio hasta hace nada, se sentía querida y arropada. Pero no quiso dejar sitio a la nostalgia: su nuevo papel en segunda línea era algo que llevaba esperando, dijo, "treinta años, desde el día que comencé".
Junto con los expresidentes regionales Ruiz-Gallardón y Leguina, y el futuro jefe del Ejecutivo, Ignacio González, posaron para los fotógrafos junto a la magnífica vista de Madrid pintada por Antonio López.
Ruiz-Gallardón le deseó "el mayor de los éxitos" en esta "tarea fascinante que inicia, en un momento tan difícil". Joaquín Leguina le ofreció su experiencia: "Si quiere un consejo, lo tendrá siempre". Y recordó, para quienes dudan, que "González estaba en la lista del PP; es una buena práctica leerse las listas completas".
Ignacio González acaba de comenzar su discurso de investidura con un sentido homenaje a Aguirre. Desde la tribuna de invitados, abarrotada para la ocasión, le escuchan entre otras personalidades la alcaldesa Ana Botella y la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes.
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