Junts sigue en el 'no': «Hagan el decreto sin trampas y tendrán nuestros votos»

Aunque se supone que todos venían con su voto decidido, lo cierto es que la actividad fuera del hemiciclo resultó frenética durante toda la jornada. Llamadas, reuniones, declaraciones interesadas… todo valía para tratar de lograr un acuerdo que evitara la primera derrota del Gobierno en la legislatura. Una derrota que parecía segura antes de comenzar el día, con el voto negativo anunciado por Junts y las dudas de Podemos, pero que no lo era tanto a medida que avanzaba la mañana. Cierto halo de optimismo que el Ejecutivo se encargaba de alimentar en los corrillos que se formaban en los pasillos, mucho más interesantes que lo que ocurría en la tribuna de oradores. Allí, se jugaba al despiste. Fuera, la partida era de ajedrez, con movimientos medidos y piezas que iban y venían. Se avanzaba, pero poco.

Junts, actor principal de la película, ni siquiera compareció en sus dos primeras intervenciones para fijar posición. Más incertidumbre. Quizá no lo tenían claro o quizá querían hacer sufrir al Gobierno, pero la espera alargó el suspense y fomentó las últimas negociaciones. Un intento desesperado que lideró Santos Cerdán, el interlocutor habitual de La Moncloa con Junts. Para convencer a Podemos, el PSOE envió a Rafael Simancas, que llamó a Lilith Vestrynge para apelar a su sentido de Estado. Un favor a cambio de nada, denunciaban fuentes de Podemos, que demandaban más cariño que una simple llamada.

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Mientras en los despachos se decidía el sentido de la votación, en el hemiciclo se fijaban las posiciones. La del Gobierno, escenificada por Félix Bolaños, buscaba presentarse como víctima ante los ciudadanos. «Estos tres decretos son imprescindibles para que España tenga acceso a 10.000 millones de los fondos europeos, para impedir la escalada de precios, para mejorar las prestaciones de desempleo, para continuar incrementando las pensiones, para asegurar la gratuidad del transporte público o prohibir los desahucios de los más vulnerables. Eso nos estamos jugando hoy. Hoy podrán comprobar si los representantes que votaron el 23 de julio están aquí para mejorarles la vida o para dañarles si con ello creen que dañan al Gobierno. Hagamos política útil y dejémonos de politiquerías», señaló el ministro de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes.

Su discurso señalaba al Partido Popular y a Vox, pero también a Junts, aunque sin decirlo directamente, no se fueran a enfadar. Bolaños defendió también la norma incluida en el decreto denominado ómnibus -por su compendio de medidas de diferentes ámbitos- que echaba para atrás a los de Puigdemont. Justificó que no afectaría a la amnistía, mimando a su socio más díscolo.

Se hizo de rogar Míriam Nogueras, que solo compareció para fijar la posición de Junts en el debate del tercer decreto. Ahí, la portavoz de Junts fue clara, acusando al Gobierno de hacer las cosas mal desde el primer momento y de querer contar con sus votos sin haber acordado nada antes. «Ustedes no lo han hecho bien y cuando se han puesto a hacerlo bien ya era demasiado tarde. Hemos tenido que llegar a esta situación límite para que se dieran cuenta de que cuando decíamos que no daríamos nuestros votos a cambio de nada es no daríamos nuestros votos a cambio de nada. En Junts no podemos acompañarlos en este error suyo, pero están a tiempo de rectificarlo. Si lo que quieren es resolver las necesidades de los ciudadanos, hagan el decreto sin trampas y tendrán los votos de Junts», señaló la portavoz, que dejó una pequeña puerta abierta al acuerdo de última hora.

Nogueras dejó entrever también alguna de las contraprestaciones que pedirán al Gobierno para cambiar el sentido de su voto y tienen que ver con ciertos privilegios para Cataluña y su tejido empresarial. «En 2017, el PP intentó otra vez perjudicar la economía catalana con un decreto. Se fueron pocas empresas, pero hay que dejar constancia que lo que se hizo de mala fe en 2017, ahora se revierte y se repara. Por eso, hay que reforzar los artículos 9 y 10 de la ley de Sociedades de Capital que dice que las empresas tienen que tener su sede allí donde tienen la actividad mayoritaria. Hay que garantizar que se cumplan la ley y aquellas empresas catalanas que cumplan con la ley deben poder tener incentivos fiscales», señaló.

El enfrentamiento con Podemos fue más evidente, sobre todo porque los de Belarra sí que subieron a la tribuna a defender su posición. De hecho, durante el debate del segundo decreto, el que contenía las medidas de protección contra el desempleo, los morados protagonizaron un encendido duelo con Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y principal responsable de su salida de Sumar. «¿Saben cuál es la diferencia entre ustedes y nosotros? Que ustedes van a anteponer sus siglas a los derechos de la ciudadanía», apeló Díaz. La repuesta de Podemos fue pedir de nuevo diálogo y que se reconociera por escrito «el error» que según ellos contenía este segundo decreto. Recorte a las prestaciones que no apoyarían. No es no. Tampoco apoyarían el decreto anticrisis, «porque se recorta el escudo social en lugar de reforzarlo», expuso Lilith Vestrynge tras situar a su formación como principal artífice de la creación de esas rebajas de IVA y control a los precios del alquiler que ahora el Ejecutivo pretende eliminar poco a poco.

Esta vez, el Partido Popular veía los toros desde la barrera. Asistían los populares al duelo del Gobierno con sus socios de investidura. Enfrentamiento de cara a la galería, mientras «se negocia en oscuros despachos» el futuro de España. Durante toda la jornada, los populares dejaron entrever que podía haber acuerdo. «El Gobierno saldrá hoy derrotado o humillado», decían algunos diputados del PP en referencia a la no convalidación de los decretos o a la enésima concesión al partido de Puigdemont.

El resto de socios sí que anunciaron su intención de apoyar las medidas impulsadas desde La Moncloa, pero lo hicieron con reservas. Con críticas. Primero por las formas, por introducirlas a través de un nuevo real decreto ley -fórmula abusiva según recordó el PNV- y también por alguna de las medidas que revierten las ayudas introducidas en 2023. Así lo denunció el BNG, por ejemplo, pero también ERC. «No todo nos gusta, pero votaremos que sí por el bien de las personas».

Habrá que esperar al final del pleno para conocer si los ruegos del Gobierno surten su efecto o si lo ha hecho la persuasión de Cerdán o de Simancas. Para conocer si Junts y Podemos cumplen su amenaza de tumbar los primeros decretos del Ejecutivo, cuya debilidad, se aprueben o no, ha quedado ya expuesta en los últimos días.