análisis
¿De qué «reglas no escritas» se queja ahora Sánchez?
El mismo presidente que aplaudió decisiones judiciales en vísperas de las urnas, como la condena del Supremo por el 1-O, ha incumplido todos los usos y normas de la política española
Pedro Sánchez exigió dimisiones a la oposición por casos similares al suyo
Asegura el presidente del Gobierno en su segunda carta, tras la citación como imputada de su mujer, que en los tribunales españoles «habitualmente se ha seguido la regla no escrita de no dictar resoluciones susceptibles de condicionar el desarrollo normal de una campaña electoral ... y, por tanto, el voto de los ciudadanos».
Obvia Sánchez que el Poder Judicial se guía y debe guiarse por procedimientos claros, objetivos, predecibles e independientes de la actualidad política o mediática, que es todo lo contrario a esa supuesta norma tácita a la que se acoge ahora para acusar nada menos que a un juez de intentar nada menos que boicotear nada menos que unas elecciones. Bajo esa premisa, el presidente reconoce así que también habría jueces que no imputan o procesan a políticos justo antes de unos comicios para proteger a determinados partidos, como el suyo. O que no les absuelven para socavar sus opciones electorales. Es decir, que los jueces españoles harían mejor en ocultar a los ciudadanos resoluciones importantes que afectan a sus representantes públicos precisamente cuando les toca elegirlos.
Pero es que además resulta que no hay nadie en la política española que se haya saltado más «reglas no escritas» que Sánchez. Empezando por la de llegar a Moncloa sin ganar unas elecciones y con una moción de censura apoyada por secesionistas, lo cual no es más legítimo ni legal que citar a una imputada antes de unos comicios.
Tampoco respeta el líder del PSOE las «reglas no escritas» de política exterior, según las cuales la posición de España sobre el Sahara o los mil millones de euros en ayuda militar a Ucrania no las decide el presidente a su antojo, ignorando al Parlamento e incluso a su socio de gobierno, que se entera de todo ello por los periódicos, como ha admitido la propia Yolanda Díaz. O reconocer Estados por su cuenta sin consenso con el primer partido de España ni de la Unión Europea. O convertir el Consejo de Ministros en un mitin de campaña vedado a los ministros de Sumar, como volvió a hacer el PSOE este martes.
Por no hablar de esa «regla no escrita» de diplomacia básica en virtud de la cual los ministros no deberían llamar drogadicto al presidente de un país hermano como Argentina. O la que recomienda a los presidentes no aprovechar viajes oficiales al extranjero ni actos solemnes como su investidura para acusar de corrupción al hermano de una adversaria política cuya causa fue archivada por dos Fiscalías distintas muchos meses antes.
Otra «regla no escrita» de democracia elemental es no mentir a los ciudadanos en cuestiones que «condicionan su voto» -como se queja ahora Sánchez- mucho más que la imputación de su señora, véase los indultos a secesionistas o la amnistía que no cabía en la Constitución, las fotos de pleitesía a un prófugo al que Sánchez se comprometió a traer y juzgar o los pactos con proetarras que negó hasta 20 veces. También oculta el presidente que la sentencia del Supremo contra los líderes secesionistas se conoció en vísperas de la repetición electoral de 2019 que ganó él. Entonces no criticó que esa decisión judicial con tanta carga política pudiera alterar el resultado de unas generales mucho más decisivas que estas europeas. El líder socialista aplaudió esa sentencia sin la más mínima crítica al momento elegido por el TS para darla a conocer. Huelga explicar que otros políticos y partidos han sufrido reveses judiciales en vísperas de las urnas que Sánchez y el PSOE han explotado a placer. Que se lo digan a Camps.
También es saltarse las «reglas no escritas» que un presidente plagiara su tesis y que su mujer dirija una cátedra y másteres en una universidad pública sin ser licenciada o que recomiende a empresas que patrocinan sus actividades profesionales ante el Gobierno de su marido.