Génova da cobertura a Guardiola, pero la confusión crece en el PP
Feijóo defiendela estrategia de pactos pero en la cúpula del partido creen que la líder extremeña debe modular el tono
Abascal se dirige hoy a su partido tras una semana con Buxadé liderando las negociaciones en todas las autonomías
Madrid
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Iniciar sesiónLa autoridad de Alberto Núñez Feijóo al frente del PP no sufre ningún tipo de cuestionamiento. La prueba electoral del 28-M ha reforzado ese principio. Pero la gestión de unos resultados que van a multiplicar el poder institucional de la formación está depositando ... gran foco de la actualidad política en la relación entre PP y Vox.
En el conjunto del partido hay confusión y preocupación por cómo se están desarrollando los acontecimientos. «Queda mucho, pero lo cierto es que llevamos dos semanas a la defensiva. Ni siquiera lo que hemos hecho bien, como Barcelona, se ha amplificado en la dimensión que merece», relata un experimentado diputado que repetirá la próxima legislatura. La sensación que transmiten otros cargos es que están «en el lugar que quería el PSOE».
En todos los puntos geográficos del partido existe preocupación. Extremadura es el epicentro de la misma, pero no solo ahí. Pese a lo dispar del resultado, tampoco se perciben avances en la Región de Murcia. «Nos estamos encontrando un Vox muy rocoso. Mucho más de lo que esperábamos», refieren desde uno de los territorios que mantienen en estos momentos negociaciones abiertas con Vox. Precisamente hoy interviene Santiago Abascal ante la Asamblea General de su partido después de varios días con los ojos en Jorge Buxadé, a quien en el PP acusan de dinamitar el pacto extremeño.
María Guardiola: «En el PP caben todas las sensibilidades, pero no Vox, están en otro sitio»
Juan Casillas«Feijóo sabía que era una posibilidad, le he ido informando de todo», explica la candidata popular a gobernar Extremadura, tras el choque que ha propiciado que el PSOE presida el Parlamento autonómico
La estrategia de Feijóo de descentralizar completamente los procesos de negociación causa cierta sorpresa en una formación de tradición muy presidencial. No obstante, en el partido minimizan esa falta de implicación de Génova. «En el fondo trasciende en todos los sitios la idea de que el PP no gobierna con Vox a cualquier precio», trasladan en un territorio donde creen que es «lo natural» e incluso «lo deseable» porque al final son ellos «los que te aportan la estabilidad».
El riesgo de la repetición
En el PP hay un debate importante, que se traslada a los entornos del partido, sobre si habría que pactar con Vox «sin complejos» o si hay que apostar por un tono más combativo que ejemplifique la existencia de proyectos diferenciados. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, donde se quedaron a menos de 1.000 votos de lograr el vuelco autonómico, se van a gobernar las principales capitales y varias diputaciones provinciales de acuerdo con Vox. Sin mayores problemas. Por eso hay sectores del PP que no comparten el enfoque que está dando María Guardiola en un choque frontal con los de Abascal. Aunque la cúpula nacional del partido ve en el caso extremeño un ejemplo que sirve a su estrategia de posicionamiento ideológico y a su discurso sobre Vox, el aterrizaje que ella hace de su autonomía es, para algunos miembros de Génova, «demasiado arriesgado». En la propia cúpula del partido existe malestar y creen que la lider regional debe «modular» sus declaraciones.
En muchos estamentos del partido no comparten la idea de coquetear con el adelanto electoral: «No se puede arriesgar la aritmética actual. La lectura de no acuerdo en la derecha puede ser letal», dice un dirigente territorial. «Si se impone el marco de que ella es la única presidenta posible y con esa idea firme de gobernar sin Vox sí podría tener voto útil. Pero en un lugar como Extremadura no estaría garantizado que la izquierda no sume», tercia otro alto cargo del PP. La actual aritmética ofrece por primera vez en la historia autonómica de Extremadura una mayoría de derechas en el Parlamento. No es comparable por ejemplo al caso de la Región de Murcia, donde nadie duda que, con más o menos fuerza, en caso de una repetición Fernando López Miras seguiría siendo el único presidente posible. El PP cree que la cuestión extremeña se enfriará y solo se resolverá tras el 23 de julio.
Abiertamente nadie con peso en el actual PP quiere criticar a Guardiola. Pero en privado las dudas son muy generalizadas. «Prohens y Azcón también reclaman gobernar en solitario y han cerrado un acuerdo para la configuración de la Mesa en sus parlamentos. Guardiola debería reflexionar al ver que en su caso no ha sido posible», explica un dirigente que se muestra muy crítico. El argumento del porcentaje de voto que defiende Extremadura y que Génova utilizó no convence a todos. Porque eso conduciría a «generar automatismos» y a que en sitios como en Murcia Vox sí tuviese que entrar en el Gobierno. Cosa que no contemplan. El portavoz del Gobierno de la Región de Murcia, Marcos Ortuño, defendía esta semana que su situación no es la misma que en otras comunidades: «No se puede aplicar la misma regla a resultados electorales distintos. No es igual ganar unas elecciones que no ganarlas, no es lo mismo hacerlo por escaso margen o casi alcanzar la mayoría absoluta; y no es lo mismo que la izquierda pueda alcanzar una mayoría alternativa o no pueda».
Vox ha tenido en Extremadura el menor porcentaje de voto de las comunidades donde PP y Vox pueden desplazar a la izquierda. Pero en regiones como Aragón, Baleares o Comunidad Valenciana existe un mayor número de partidos que condicionan esa traslación. La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, alabó ayer la celeridad del pacto de Carlos Mazón con Vox en la Comunidad Valenciana mientras de Guardiola dijo que no sabía «qué pretende hacer».
Un modelo transversal
Durante la toma de posesión de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, Feijóo asumió el «ruido» por los pactos. A la situación en Extremadura como una «profunda discrepancia» con Vox que imposibilita «al menos por ahora» poder alcanzar un acuerdo. A la vez que ha defendido que su modelo es el de los gobiernos en solitario del PP a través de la mayoría absoluta. Y por eso reclamó «un mandato directo de las urnas» para cerrar luego un Ejecutivo «sólido, fuerte, sin intermediarios». El presidente del PP sigue defendiendo que sean los territorios los que piloten las negociaciones y que no todas ellas tienen que tener el mismo discurrir. «Somos coherentes y proporcionados con el resultado de las urnas». Es decir, el presidente del PP ha tratado de presentar su entendimiento con Vox como algo coyuntural, no generalizado y que tiene como objetivo limitar la relación con Vox.
En ese punto lo sucedido en Extremadura, que ha llevado a que el PSOE controle la Mesa de la asamblea regional, es para el PP una muestra de que el objetivo es un proyecto autónomo que no pacta con Vox siempre y en cualquier circunstancia. El portavoz de campaña, Borja Sémper, que el jueves defendía «no entrar en el Gobierno a cualquier precio», insistió ayer, muy alineado con Guardiola en que no se aceptará ningún «retroceso» en educación, igualdad o la lucha contra la violencia machista. Sémper recordó que el PSOE «despreció» un acuerdo global para respetar la lista más votada y defendió un modelo favorable a «romper bloques» y basado en la transversalidad. Poniendo en valor que el PP ha apoyado a los socialistas en Vitoria o en Barcelona.
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