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Luis Ojea - LA SEMANA

Tapar el sol con un dedo

Pretender esconder las negligencias del Gobierno de Vigo tras el alumbrado de las fiestas es sumamente ridículo

Luis Ojea

Suele atribuirse a Napoleón Bonaparte la autoría de aquella máxima que advierte que «de lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso». El corso, como todos, cruzó esa frontera alguna vez. Muchas menos que Abel Caballero, otro personaje con un ego ... tan hipertrofiado como el emperador , pero de una talla política e intelectual infinitamente más vulgar. Tanto que el alcalde de Vigo, encasillado ya desde hace tiempo en el papel de histrión, ha quedado reducido a una caricatura de sí mismo.

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