Feijóo aboga por un noroeste con «gobiernos fuertes» que hagan frente común ante la financiación

Feijóo fue claro: lo que se pondrá en liza en el futuro inmediato es « si estamos todos en la misma liga o si hay gentes con privilegios y otros que financian esos privilegios ». Al mandatario gallego -lo dejó claro el pasado miércoles en Santiago- no le ha gustado cómo ha encarado el Gobierno el rediseño de la financiación autonómica, apostando por restar peso a la dispersión de la población, como tampoco la nueva política fiscal que prepara la ministra de Hacienda. Ayer volvió a reprochar que paguen las autonomías cumplidoras por las morosas, las que «han vivido en los últimos años por encima de sus posibilidades, gastando a troche y moche», y recurriendo a préstamos del Gobierno para llegar «a fin de mes».

« Necesito un socio para hablar del sistema de financiación », insistió durante su intervención, en la que no dejó de apelar a concentrar el voto del centroderecha en el PP, como sucedió en los últimos comicios autonómicos en Galicia, que le otorgaron su cuarta mayoría absoluta. De lo contrario, advirtió, ya se puede anticipar hacia «dónde bascula el Gobierno»: hacia una Cataluña que, pese a arrastrar una deuda de más de 80.000 millones de euros, tiene la tranquilidad de que poseen, dijo, «la llave de la caja». «Necesitamos socios para construir un proyecto alternativo y defender a nuestra gente», incidió. Véase la financiación: Castilla y León, enumeró, necesita que se tengan en cuenta superficie, envejecimiento, número de ayuntamientos y dispersión. Y lo que decía para los vecinos lo quiere también para Galicia.

Herrera y Feijóo exhibieron su gran sintonía. El primero dijo del segundo que es «muy sabio», « el auténtico Rafa Nadal de los presidentes autonómicos ». El aludido, agradecido, dijo ver al primero, a quien calificó de «camarlengo», plenamente «en forma»: « Yo no le aguanto los cinco sets ni de broma », chanceó. En la misma clave tenística, Feijóo citó a Toni Nadal y dijo que su sobrino triunfa porque aplica la «cultura del esfuerzo», que él hecha en falta en un Gobierno al que reprochó su frivolidad y adanismo.

Muy crítico, afirmó que «España está en el quirófano», con un sanchismo que encarna «la peor versión del socialismo », atado a «un Podemos en descomposición» y «sustentado» en el independentismo. Desde que Sánchez se abrazó a Pablo Iglesias para sellar su pacto de gobernanza, afirmó, se temió que todo iría «mal», y ahí están las consecuencias, entre las que citó el cierre de Alcoa o el precio de la luz. Tras bromear con que Fernández Mañueco debe hacer el Camino esta legislatura, como en su día Herrera, que luego ganaba en las urnas, aseguró que regresaba a Galicia convencido de que Castilla y León elegirá un gobierno del PP que traerá «estabilidad».