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Bodas de plata en la OSG

Este viernes, el conjunto coruñés arranca la temporada en que celebrará sus «bodas de plata», tras sobrevivir a la crisis económica, atravesando «uno de sus mejores momentos artísticos»

JOSÉ LUIS JIMÉNEZ

Un cuarto de siglo para una orquesta es algo parecido a un lustro en la historia de la humanidad: un suspiro. «Pero no está nada mal que se hable de la Sinfónica de la manera en que se hace en tan poco tiempo», reflexiona Andrés Lacasa, gerente de la OSG, «tiene mucho mérito haber llegado hasta aquí, la gente puede sentirse muy orgullosa». Este viernes, el conjunto coruñés arranca la temporada en que celebrará sus «bodas de plata », tras sobrevivir a la crisis económica, atravesando «uno de sus mejores momentos artísticos» y con una cartera de proyectos ilusionantes.

Para conmemorar la efeméride de los primeros veinticinco años, la orquesta protagonizará otros tantos programas en su función de los viernes, con algunas particularidades. «Será una temporada de repertorio muy amplio, con solistas de renombre pero también con músicos de la propia orquesta, entre ellos uno que debutará como director, José Triguero», explica Lacasa, «sobre el papel puede parecer que se retorna a los clásicos —Beethoven, Brahms, Bruckner, Chopin, Haydn, etc.— pero habrá repertorio nuevo».

Tras surcar las frías estepas rusas y los glaciares nórdicos en años anteriores —con ciclos dedicados a Prokofiev, Nielsen, Shostakovich o Sibelius—, la OSG apuesta ahora por piezas menos habituales de autores más conocidos, como la «Sinfonía Dante» de Liszt, o músicos del XVIII y el XIX cuya obra merece una profundización más detallada. Es el caso del ciclo sinfónico de Haydn —uno de los ejercicios de gimnasia sonora preferidos por las orquestas—, Dutilleux, Dvorak o Scriabin. «Esperamos que aporte aire fresco», confía Lacasa . Este próximo viernes se alzará el telón con un sugerente menú compuesto por Bartok y Holst, con el violinista Frank Peter Zimmermann como solista invitado.

El colofón festivo a la temporada lo pondrá un festival que concentrará en quince días las nueve sinfonías de Beethoven, «un desafío para el público, los músicos y Dima», asegura Lacasa refiriéndose a Slobodeniouk, el director titular de la OSG. «Será nuestro homenaje a los abonados», esos casi 1.800 fieles que entre el viernes y el sábado asisten al Palacio de la Ópera, 150 de los cuales se incorporaron este mismo verano.

«En proporción a la población que tiene La Coruña, tenemos más abonados que muchas grandes ciudades», presume el gerente, que sitúa el reto ahora en seguir captando a esos aficionados que vencen a su curiosidad y asisten por primera vez a un concierto sinfónico. «Y tenemos una muy buena dinámica», apostilla.

Proyectos discográficos

Esquivados los mordiscos presupuestarios de la crisis económica, la OSG sabe que tiene tarea por delante. Ya hay logros palpables, como la «impresionante repercusión» del canal de YouTube que recoge sus actuaciones y que «afianza la marca internacionalmente» . Pero es precisamente el regreso a los escenarios extranjeros una de las asignaturas pendientes, junto con «un lavado de cara urgente» al Palacio de la Ópera, una instalación en régimen concesional cuyo deterioro es más que evidente por el paso de los años.

Marcada en el calendario está la entrada en un estudio para grabar un disco con páginas de Stravinsky, encargado por el sello nórdico Bis, «que puede ampliarse a dos grabaciones más», para lo que se contará con un Slobodeniouk que todavía tiene dos temporadas más firmadas por delante.

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