Feijóo medirá su presencia para no nacionalizar la campaña vasca
El PP busca mejorar sus resultados de hace cuatro años en el País Vasco, cuando concurrió con Ciudadanos, y para ello quiere arañar votos al PSE y al PNV
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Javier de Andrés y Alberto Núñez Feijóo, durante la presentación del candidato del PP
El cambio de día marcará esta noche el inicio de la campaña electoral en el País Vasco. Punto de partida a dos semanas de promesas, mítines y encuentros sectoriales en las que Alberto Núñez Feijóo solo estará de manera puntual. «Acudirá cuatro o ... cinco veces, pero el protagonismo debe ser para los dirigentes locales. Así lo ha querido el presidente desde que llegó hace dos años», explican fuentes de Génova, donde subyace la idea de que la presencia masiva de perfiles nacionales en campañas autonómicas es contraproducente, como quedó probado en la fatídica campaña en Castilla y León a principios de 2022 que consumió la ventaja demoscópica y a punto estuvo de frustrar la mayoría de la derecha.
La única excepción a esa norma, que se puso en marcha con éxito en Andalucía a los pocos meses de la llegada del nuevo presidente, han sido los comicios en Galicia por razones obvias. Feijóo se jugaba allí mucho y su presencia tenía un componente regional y específico más allá de su condición de presidente del partido. Su presencia hizo hacer
En cualquier caso, la nacionalización que se vivió en Galicia por momentos –con la irrupción de la amnistía sobre todo en la primera semana de campaña– resultó negativa para los populares, que quieren evitar a toda costa que eso se reproduzca en el País Vasco y Cataluña. Por eso, la presencia de Feijóo en tierras vascas estará medida. Su primera intervención será este viernes en Vitoria, a donde acudirá para participar en un mitin junto a Javier de Andrés, el candidato popular, y la siguiente será el lunes, cuando visite Álava y Getxo. No se espera que vuelva a pisar la campaña hasta el día 14, cuando tiene previsto viajar a Bilbao. A partir de ahí, sin agenda definida, se espera que solo acuda una o dos veces más en el tramo final. Cuca Gamarra, secretaria general, estará este jueves en el arranque de campaña pero no tendrá muchos más impactos. Ni siquiera Borja Sémper, portavoz del partido y nacido en Irún, tiene en su agenda programados muchos viajes a su comunidad.
Al hablar de objetivos, la cúpula del PP prefiere ser cauta a pesar de los buenos resultados obtenidos en otros territorios. Esa ola no es extrapolable al País Vasco. Hace cuatro años, el PP concurrió a las elecciones vascas en coalición con Ciudadanos y sacó seis escaños. Ahora, en solitario, las encuestas les sitúan en números muy similares, aunque la dirección cree que pueden ser más ambiciosos. «No os pido la mayoría absoluta, pero sí que no os pongáis techo», pidió el propio Feijóo a De Andrés y Alejandro Fernández –candidato en Cataluña– durante la Junta Directiva Nacional de esta semana. Eso que Feijóo demanda a la mayoría de sus barones, ganar con contundencia, sabe que no es el escenario en estos territorios. Pero Génova sí demanda que sus marcas allí aumenten su dimensión y su capilaridad en el territorio.
Fuentes del PP consultadas hablan de «ser decisivos» como objetivo, y eso no pasa necesariamente por tener un número muy grande de escaños. Para crecer, los populares tienen claro el camino, que pasa por arañar votos al Partido Socialista del País Vasco (PSE) y el PNV. «Tenemos que dejarle claro a los vascos que somos la única opción de los constitucionalistas y los que no quieran una autonomía marcada por las políticas de la izquierda», señalan.
Por eso, tan importante para el PP es aglutinar el voto útil de la derecha, minando la presencia que aún ostenta Vox –sobre todo en Álava– y atrayendo a los votantes desencantados por el apoyo del PNV al PSOE en el Congreso, como pescar en el caladero de votos del PSE. «Tenemos que ser también una opción para los votantes socialistas que no quieran que gobierne Bildu. Con nosotros no hay ninguna posibilidad de que eso ocurra. Con el PSE no está claro, por mucho que digan que no. Su palabra vale lo que vale después de entregar el ayuntamiento de Pamplona a Bildu», apuntan fuentes cercanas a la cúpula popular.