Las enmiendas de Schrödinger

De momento es un tema cuántico. Conviven dos realidades. En una, el terrorismo y la alta traición son líneas rojas por las cuales el PSOE no pasará jamás porque, pese a todo lo que se ha dicho, ellos son un partido de Estado que no cede al chantaje de la extrema derecha de Puigdemont y bla, bla, bla. Y, en la otra, Junts es un partido progresista represaliado injustamente, todo esto es una maniobra del Poder Judicial y negociarán de nuevo para sacar adelante un texto técnicamente impecable que asegure la impunidad para Puigdemont, Rovira, Tsunami Democràtic y los CDR. No se sabe. El relato está 'en pause'. Son las enmiendas de Schrödinger.

Si a la salida de la votación le preguntabas a la 'sanchosfera' un motivo por el cual pudieran votar en un mes a favor de lo mismo que acababan de rechazar, no hay respuesta. Y como no saben lo que les van a hacer votar, nadie se atreve a posicionarse. En la misma línea los intelectuales orgánicos y el equipo de opinión sincronizada, a callar, que no se sabe lo que les va a tocar defender mañana, ya saben: un pasito p'alante, un pasito p'atrás. Arriba con el tirorirorí, abajo con el tirorirorero.

No obstante, en los corrillos se oían dos teorías. La primera dice que el PSOE no puede amnistiar los delitos de terrorismo y las injerencias de Putin porque la UE no las va a dar de paso, lo cual no solo pondría en riesgo la ley sino, sobre todo, las aspiraciones de Sánchez de irse a Europa a confrontar con Trump como dique mundial contra la extrema derecha. Que es en lo que está. La otra teoría es que Conde-Pumpido podría haber advertido de que, de salir adelante las enmiendas, tendría que parar la ley en el TC. Nadar para morir en la orilla.

En cualquier caso, asistimos a una sesión ambivalente en la que el PP pensaba que la ley sí que iba a salir y, por ello, retiró sus enmiendas para asegurarse el golpe de efecto de ser el último grupo en intervenir; en la que Esquerra aprovechó la presencia de Junqueras en la tribuna para abroncar a Junts por poner en riesgo la amnistía de cientos de personas para salvar a unos pocos; en la que el PSOE mandó a un diputado de tercera fila para no quemar a ninguna vaca sagrada y en la que Podemos, Bildu, Sumar y Junts volvieron a dejar claro que no comprenden los fundamentos más básicos de la democracia, como la sumisión del Legislativo a la Constitución. En el caso de Junts y de Podemos, llegaron a acusar de prevaricación a García Castellón, Aguirre y Marchena, lo que sirvió para que Vox pidiera a la presidenta que los llamara al orden. Lamentablemente, sin éxito.

«La matrioska rusa ha entrado en el Congreso», aseguraba Feijóo para terminar. No le falta razón y, visto lo visto, a algunos solo les falta escribir las enmiendas en cirílico. Y, oye, ya que estamos podrían aprovechar para incluir el ruso en la traducción simultánea. Que si a los españoles, por lo general, no hay Dios que nos entienda, sin ayuda del pinganillo a ver quién les explica a los rusos este ridículo.