Los hosteleros desmontan el discurso de Yolanda Díaz: «Con subvenciones por no trabajar nos piden entrar sin contrato»
Algunos camareros ganan 1.300 euros al mes en Benidorm sumando ayudas públicas con empleos solo de fin de semana en la economía sumergida
Los hosteleros claman contra Pedro Sánchez por el aire acondicionado a 27 grados: «Sin la corbata, no entra»
El sector turístico denuncia la «mentira» de las ayudas del Gobierno que frena su recuperación
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Iniciar sesiónLos hosteleros de Benidorm han desmontado el discurso «dañino» de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, de que en el sector no se paga bien a los trabajadores y por eso falta mano de obra. «Con las subvenciones por quedarse en ... casa mucha gente nos pide entrar sin contrato, tantas ayudas por no trabajar generan economía sumergida«, ha explicado el portavoz de la asociación de restaurantes Abreca, Alex Fratini.
El pasado viernes, trasladaron este problema de escasez de personal disponible para atender su actividad en plena recuperación al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, de visita a este destino turístico, y han subrayado que el «exceso» de estos fondos públicos del Estado «por no trabajar« acaban por propiciar la »competencia desleal« y el »intrusismo«.
¿Cómo ocurre este fenómeno? «Cuando la ayuda es demasiado similar a lo que pueden cobrar trabajando, si una persona se queda en casa con 700-800 euros solo, con hacer un par de días el fin de semana sin dar de alta, ya está ganando 1.200 o 1.300 euros al mes como si estuviera contratado con el sueldo del convenio«, explica Fratini.
Él mismo y sus colegas de otros establecimientos han visto de primera mano estos casos: «Te viene mucha gente diciendo 'no me hagas contrato, porque estoy cobrando una ayuda«. Y no se trata de una picaresca exclusivamente española, Fratini relata que también ocurre en Francia y, por ejemplo, en Italia, con el llamado reddito de cittadinanza, equivalente del Ingreso Mínimo Vital español.
«Han pillado a muchos, pero los controles son la clave y es muy difícil, hay muchos establecimientos, los inspectores son pocos», añade este restaurado.
Como asociación, han denunciado esta lacra de falsos empresarios serios, advenedizos procedentes de otras actividades y sin vocación de continuidad. «Sentimos que están haciendo mucho daño al sector, se pueden permitir cobrar la mitad por una pinta o una Coca-Cola, son una competencia desleal en precios, no pagan impuestos al no dar de alta a trabajadores y causan problemas a empresas terceras, después de dos o tres años cierran, no saben ni hacer un escandallo, miran al vecino y venden más barato, los proveedores les dan neveras y luego no pagan a nadie«, describe el portavoz de Abreca.
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Esta realidad de la que poco se habla contrasta y desmiente -a su juicio- la información en la que «toda la prensa de una orientación política incide, cuando insiste en que nuestro sector paga poco, esclaviza, hasta la ministra de Trabajo lo ha dicho, que hay que pagarles más a los camareros, pero si esta fuese la solución, el mercado lo arregla, hay muchísimo más detrás del problema y no se puede generalizar».
Estos otros que se aprovechan en la economía sumergida representan un enemigo perjudicial: «Manchan nuestro nombre del sector, la gente habla mal de nosotros, por eso hemos pedido más control, más inspecciones, las leyes están y los acuerdos están firmado con los empleados, el convenio colectivo, y si hay empresas que no lo cumplen, deben sancionarlas«.
Recuperación con «incertidumbre»
Aunque el turismo de Benidorm trabaja a buen ritmo y con datos ya comparados con 2019 (en los alojamientos también), y algunos establecimientos están están ya incluso por encima de las cifras prepandemia, se abre ahora un periodo de «incertidumbre«.
Se nota que «la gente tiene ganas de salir, necesita salir», si bien esa actividad notable de algunos bares se debe también en parque a que «hay menos locales, menos competencia», según Fratini. De hecho, Abreca y el Ayuntamiento trabajan en un estudio para evaluar cuántos establecimientos han quedado después de algunos cierres durante la crisis por el coronavirus.
En el sector están «preocupados por que va a pasar este invierno», con todas las subidas de costes, ya que la rentabilidad ha bajado, sus precios de compra de productos han aumentado más de un 15% en distribución, mientras que los hosteleros solo han repercutido un 5% en espera de que la inflación no durara mucho, pero ya arrastran varios meses así.
Esta presión también la han abordado el pasado viernes con Feijóo, de quien han valorado su receptividad: «Nos ha reunido a todo el sector, estamos muy agradecidos porque cuando vienes como representantes a nivel nacional, muchas veces no nos tienen en cuenta, y no solo nos ha invitado, sino que nos ha escuchado en nuestras demandas».
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