A su juicio, la asimilación de ambas como una sola representa una estrategia premeditada para a largo plazo acabar con una de ellas, en este caso, la propia de la Comunidad Valenciana.
De hecho, este martes el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha advertido de que no consentirá que se menosprecie esta seña de identidad en la Cámara Baja. «No permitiremos ni un ataque más al valenciano ni que sea moneda de cambio», ha manifestado, además de impulsar una declaración institucional de su Administración en la que se exige que tenga el mismo estatus de oficialidad que el resto de las lenguas cooficiales del Estado.
«Desde los años 80 se está atacando a la lengua valenciana con objeto de exterminio. Se trata de un proceso calculado para subordinar una lengua de gran relevancia histórica, a otra, el catalán, que sirva para el separatismo de la creación de los países catalanes», señalan desde Idiomas y Educación.
Para concienciar sobre el futuro que espera a los alumnos en el sistema educativo y, en general, a los hablantes, comparan con la situación en las otras dos autonomías vecinas con idioma cooficial.
«La manipulación está sincronizada en tiempo con un proceso que ya ha eliminado el español como lengua vehicular en la Educación de Cataluña y Baleares, y que también cuenta con alto grado de avance en la Comunidad Valenciana», argumentan.
Precisamente la libertad de elección del idioma en el que se enseñan el conjunto de las asignaturas, no el aprendizaje de la materia propiamente lingüísticamente, representa una de las principales reivindicaciones de esta asociación y de Escuela de Todos, que cuenta con familias y también docentes entre sus miembros, y que celebró su primer encuentro nacional en Alicante.
En el caso de las asociaciones de la Comunidad Valenciana, aspiran a que la Generalitat, tras el cambio de gobierno y ya sin Compromís al frente de la Conselleria de Educación, afronte la derogación de la Ley de Plurilingüismo y acaben lo que consideran «discriminaciones» las familias castellanohablantes.
En sus críticas a la influencia y presión de los nacionalistas, en Idiomas y Educación les acusan de «no importarles que los niños de estas regiones pierdan la lengua española, tratándose de una lengua de relevancia global» y añaden que «tampoco les importa el fracaso escolar de los niños que tienen al español como lengua materna, aún siendo la mayoritaria» en esas zonas.
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