Con el mazo dando y la política enfermando

La corrupción no dejó de acompañarnos con la Transición , por desgracia ha sido una constante en nuestra sociedad. Demasiadas personas y partidos han malversado, prevaricado, financiado y tapado lo que han podido a sus manzanas podridas del cesto. Hay generaciones enteras que han visto la corrupción todos los días en su televisión como un serial interminable.

Vivimos hace años en nuestra tierra algo que deseábamos que fuera excepcional, una etapa de ostentación, con sobresaltos constantes y con una proyección de nuestra personalidad que no tenía nada que ver con la virtud y las costumbres de nuestra buena gente, honrada y emprendedora como ninguna.

Pero lejos del cambio prometido por el Botànic , que vino con una brisa de justicia y transparencia, seguimos con el mal olor de lo que se deshace. Y así, como se ha publicado estos días, se dejó de hablar de los trajes para escuchar ahora sobre máquinas de bronceado, se acabaron los contratos de Fórmula 1 para que vinieran los de publicidad encubierta, aparcamos el Ferrari para que alguien se suba a una avioneta de propaganda y nos salude desde el cielo mientras paseamos por la playa.

Rehusaron del escándalo que copaba a sus predecesores y prometieron lo que desgraciadamente no han sabido cumplir . En política hay que ser honrado y parecerlo; pues bien, el parecer que tuviéramos. Este gobierno tripartito sigue poniendo a prueba la capacidad de la sociedad valenciana para aguantar lo insoportable.

Qué ganas de ver, escuchar y compartir otra realidad. Dejar de hablar de juzgados para hablar de crecimiento del empleo, obviar las noticias sobre agravios para centrarnos en los empresarios, superar eso de los nuestros para incluir al resto. Dejar de abusar para, en definitiva, mejorar el bienestar.

El Botànic sigue como si estuviera en la oposición, de hecho, nunca se ha encontrado cómodo en el gobierno, criticando el trayecto anterior sin darse cuenta de que ellos no cambiaron de vía , que seguimos por el mismo camino hacia la perdición.

Así van, con el mazo dando y la política enfermando. Así nos tienen.