¿Para cuándo los ninots falleros con burka?

Por las redes circula la imagen de un pasquín colocado en la propia falla en la que se da cuenta -ojo, no se lo pierdan, en español y árabe- de su decisión «de no quemar la mezquita y luna que componen la obra por ser conocedores del significado que esto podría tener». «Nuestra intención -añade el texto- nunca ha sido la ofensa sino todo lo contrario , la celebración de una fiesta donde todas y todos podemos y debemos darnos la mano». Por cierto, donde menos sentido tiene el inclusivo y cansino “«odas y todos» es en el mundo musulmán y menos para dar la mano a una señora.

Lo más sorprendente de esta historia, que ya ha hecho correr cientos de tuits, es la rapidez con que a algunos se les aflojan las piernas y corren a envainarse su propio llibret , decidiendo indultar aquellas figuras de su monumento porque a algún aprendiz de talibán -o ya graduado-, molesto y quejoso, haya dicho que no pueden ser objeto del fuego unos símbolos que consideran de su exclusiva propiedad.

El fuego purificador que iguala en cenizas todos los sarcasmos que se exhiben en esa y en todas las fallas se ha encontrado con un burka de amianto que impide que esas alegorías se consuman como es tradición y costumbre para hacer posible su gozosa renovación en las siguientes fallas.

Los censores de antaño, que haberlos hubo, ahora se ponen turbante. Y lo que es peor, hay quienes deciden hacerles caso y bajarse los saragüells ante la primera insinuación. Mal vamos. Esa es la mejor manera de dar por bueno el por demás nada hospitalario 'forasters vindran que de casa ens trauran'.

Quienes en la falla Duque de Gaeta , que ha pasado a ser un poco o bastante cagaeta según se quiera ver y zaherir, han demostrdo tanta sensibilidad cutánea como desprecio al verdadero sentido de los monumentos falleros . Se han equivocado. El argumento de cada falla se inspira en todo lo irónico, sarcástico, burlón, satírico, mordaz y hasta cáustico que los miembros de cada comisión consideran que pueden y deben tener reflejo en los versos, ninots, decoración y montaje de su falla. Con la renuncia a seguir siendo lo que siempre han sido las fallas, se han hecho un flaco favor a sí mismos y al conjunto de la fiesta .

A quienes se han quejado y presionado para evitar -y por lo que se ha dicho, conseguido- que el fuego ritual se haga realidad y consuma todos los elementos que forman parte de la falla, excepción de los ninots indultas, habría que hacerles entender que se trata de una costumbre, un rito, un modo de ser y hacer de los falleros , y por extensión de los valencianos. Y, del mismo modo que como sociedad no nos oponemos a que sus mujeres se cubran la cabeza, y sí a la ablación de clítoris, ellos deben entender que no hay ofensa en el animus iocandi que por lo general exhiben todas y cada una de las fallas valencianas.

Si no conseguimos hacernos entender y que quienes hasta aquí llegan en número creciente y progresión geométrica, respeten nuestros usos y costumbres , vamos a meternos en un charco que puede acabar siendo una ciénaga. De no ser así, a poco que el triunfo talibán se consolide en Afganistán y sus ideas sean importadas por los más radicales de por aquí -contando con la connivencia cobardona de quienes se dejan achantar- no hemos de tardar mucho en conocer más y más surrealistas exigencias . Como que acabarán reclamando que nada plantar ninots como los que mostraban exuberantes tetas como las de Rosita Amores. Y que en caso de que aparezcan figuras de mujer en una falla deberán llevar su correspondiente burka.