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Jaime López Bronchud - Tribuna abierta

En memoria de nuestros muertos

«Cuando ETA secuestró y asesinó a Miguel Ángel Blanco, yo entendí que la libertad requería dar pasos adelante»

«¡Hijos de puta!». No recuerdo su cara, ni su voz. Sí el gesto. Y cómo mudó éste de la alegría desorbitada de unos jóvenes que venían de celebrar las Vaquillas de Teruel en la rabia de que ETA hubiera vuelto a ... hacer de las suyas: matar por la espalda. Han pasado 23 años, más de la mitad de mi vida, y me recuerdo bajando del tren con un crespón negro en la solapa: “¿Qué ha pasado?” me preguntó aquel chico. «Le han disparado. Lo han matado» le dije. «¡Hijos de puta!» dijo solamente él.

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