El extremismo de la ANC arrastra a Junts a una guerra abierta contra Esquerra
El partido de Turull abraza el discurso más delirante: estamos en el «último tramo para culminar la secesión»
Pancarta de la ANC en Barcelona, con motivo de la Diada
Las semanas previas a la Diada han sido siempre propicias para los discursos encendidos y las grandes proclamas en el campo independentista, algo que este año ha derivado además en una guerra abierta entre sus distintas facciones, y que amenaza, además, con desestabilizar el Govern ... . La ruptura entre la Assemblea Nacional Catalana (ANC) y ERC lleva larvándose desde hace años, un quebranto que se ha hecho explícito en este 2022 con la confirmación por parte del presidente Pere Aragonès de que no asistirá a la manifestación del día 11, anuncio al que ha seguido la posición oficial de ERC pidiendo a sus militantes que secunden la movilización propia del partido y no otra. Ruptura total.
El divorcio es solo el último capítulo de la guerra cantonal que afecta al conjunto del secesionismo, fraccionado entre los intereses de los distintos partidos, y dividido a la vez entre las estrategias de estas formaciones y las de entidades como la ANC, que exigen medidas unilaterales. La derrota de 2017 aún no se ha digerido.
En este contexto, y mientras Esquerra se ha reafirmado en su apuesta de presentarse como un partido de gobierno, renunciando de manera explícita, por ahora, a la unilateralidad, la posición de Junts, en pugna con los republicanos por la hegemonía del independentismo, ha sido la de abrazarse a la ANC en su intento de desgastar a sus socios en el Govern. Si hasta hace unas semanas se distinguían en el seno de Junts dos facciones diferenciadas, pragmáticos por un lado, partidarios de la confrontación por otro, la polémica en torno a la Diada ha acabado por diluir estas dos corrientes. Ahora mismo se ha impuesto la postura más radicalizada liderada por la expresidenta del Parlament Laura Borràs, algo que ya se hizo evidente cuando Junts lanzó un ultimátum a Aragonès para que corrigiese el rumbo 'indepe' ante de acabar el mes bajo la amenaza de someter al voto de la militancia la decisión de seguir en el Govern.
Ayer mismo, Jordi Turull, secretario general de Junts y líder de lo que hasta hace nada podía considerarse facción pragmática, abrazaba incluso el discurso independentista más delirante. Estamos en el «último tramo para culminar la independencia», proclamaba en TV3 en un posicionamiento que se entiende solo como un deseo de contentar al secesionismo más hiperventilado, desconectado de la realidad. El mismo sector, se entiende, que se enfundará las camisetas negras que son el símbolo distintivo de la manifestación de la ANC del próximo domingo, el mismo sector, también, que compraba ciego el discurso del retorno, triunfal e inminente, de Puigdemont a Cataluña.
Junts ve en la no asistencia de Aragonès un flanco sobre el que desgastar a ERC. En la misma entrevista, Turull reprochaba al 'president' no estar dispuesto a recibir las críticas del independentismo y le animaba a rectificar. Junts quiere que se produzca un «punto de inflexión» para, a su criterio, se cumpla con lo acordado en el pacto de investidura con ERC, un pacto que cada partido interpreta a su manera. Así, Turull volvió a mencionar la falta de un espacio de dirección estratégica entre los partidos, las desavenencias sobre la mesa de diálogo y las estrategias divergentes del independentismo en el Congreso de los Diputados como las principales cuestiones a corregir.
La ruptura entre los dos partidos es insalvable, hasta el punto de cruzarse calificativos gruesos. El ex secretario general de Junts y expresidente de la ANC Jordi Sànchez acusaba por ejemplo a Oriol Junqueras de manipular el sentido del acuerdo entre ambas formaciones. «Con el afecto que tengo al señor Junqueras, con quien hemos compartido momentos importantes que nos quedarán siempre en la memoria, o es, cosa inhabitual en él, una persona indocumentada, o es una persona que miente».
En medio de unos y otros, y recobrado un protagonismo que habían perdido, la ANC se reafirmaba ayer en su manifiesto crítico con los partidos por acomodarse a lo que entienden es una vía autonomista.