TV3: verano de vacaciones

TV3: verano de vacaciones

LA Televisió Nacional de Catalunya sigue conmemorando sus 25 años con la parrilla veraniega convertida en festival de la reposición. Es sabido que todas las cadenas tiran del déjà vu para atravesar el largo y cálido verano, pero lo de TV3 ha batido récords. Programas ... como «Un lloc estrany», «Dinamita», «30 minuts» repetidos, «La rentadora», «Porca mis_ria» o «Afers exteriors» se han combinado con las consabidas películas del Oeste y «Vacances pagades», un título que expresa el espíritu funcionarial de la casa. Este magazine -en las televisiones municipales los hacen mejor- ha demostrado que en la sobremesa catódica todo es empeorable.

Si la indigencia creativa de la Televisió Nacional de Catalunya resulta patente -lo certifica su caída de audiencia-, es más preocupante el tratamiento de algunas noticias, como la referida a la apertura de los archivos de la Ley de Vagos y Maleantes. En la información de TV3 no se hizo mención de que esta Ley fue promulgada por la II República. Una ley de agosto de 1933 que salió adelante con los votos del PSOE; la Dictadura la reconvirtió en 1954 y en 1970 pasó a denominarse «Ley de Peligrosidad Social». Nada se dijo de eso. La palabra República ni se mentó y la ley se adjudicó al franquismo. Es un ejemplo entre otros muchos. Cuando se da una noticia conviene ser riguroso con los datos y no dejarse llevar por el revanchismo ideológico.

La directora Mónica Terribas pide más presupuesto en una televisión que ha hecho del endeudamiento su normalidad. Pero la imaginación no cuesta dinero. Mucho deberá esforzarse para reflotar una TV3 que se salta el Telenotícies cuando hay Fórmula 1, olvidando sus deberes como servicio público. Hay que renovar unos informativos de los que sólo se salva la labor de sus corresponsales, como pudo apreciarse este verano con las excelentes crónicas del destacado en Georgia; readaptar un «Bon Día Catalunya» que ha cubierto sobradamente una etapa. Entender que los catalanes van más allá de «El Club», «Ventdelplà», «El cor de la ciutat» y un concurso de Pastorets. Superar por fin la endogamia de una cadena que sigue encantada de haberse conocido.

Veinticinco años son suficientes para que TV3 se desmarque del dirigismo gubernamental y recobre la credibilidad que tuvo en su día entre los catalanes. Uno recuerda con nostalgia cuando alguien quiso que la televisión autonómica siguiera el modelo de la BBC. Pero aquel sueño quedó en agua de borrajas. Hoy, TV3 es un cansino recuento de presuntas glorias pasadas. Y hace demasiado tiempo que sus cabezas pensantes están de «vacances pagades». Lo mínimo que se les puede pedir es que hagan inventario de lo programado en julio y agosto. Nunca la ley del mínimo esfuerzo fue tan escandalosa.

Sergi Doria

SPECTATOR IN BARCINO

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