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Miquel Porta Perales - El oasis catalán

Refrán

El PNV se olvidó, incluso, del victimismo enfermizo y de la coordinación (¿qué se ha hecho de la Galeuska de CiU, PNV y BNG?) de las naciones periféricas

En cierta ocasión, Fernando Savater, con ironía, retorció el refranero afirmando que “no hay mal que cien años dure con la excepción del PNV”. El heredero o sucesor del PNV es el nacionalismo catalán. Cuando el PNV, en palabras del lehendakari Íñigo Urkullu, afirma que “ ... no cree en la vía unilateral, que no tiene posibilidades ni sería aceptada, y apuesta por un acuerdo interno entre diferentes y una actualización del autogobierno basado en las posibilidades que establece el ordenamiento vigente, porque pensar en un Estado vasco independiente es hoy una quimera”, cuando el lehendakari dice esto y “aconseja a los catalanes que eviten la división y el frentismo”, ¿qué hace el nacionalismo catalán? Inasequible al desaliento, insiste en la vía peneuvista que rechaza el PNV. Cuando el PNV archiva el plan Ibarretxe que le llevó a la travesía del desierto, el nacionalismo catalán va más allá del cuento del ex lehendakari y parece empeñarse – “parece”, porque hablando del “proceso” vaya usted a saber lo que está en la mente del procesismo- en la fantasía o delirio de la desconexión.

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