«No temo ser señalada como en Canet, quiero una educación competitiva para mis hijos»
La Justicia, tal como informó ABC, obliga al centro en el que estudia el hijo de Ana Martínez a modificar el plan de lenguas
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Iniciar sesiónNo teme al señalamiento público; solo quiere una «educación lo más competitiva posible para sus hijos». Ana Martínez, ‘Ani’ como la conocen sus más allegados, lleva años compartiendo trinchera con los que creen que la inmersión en catalán no es la mejor opción para ... sus hijos. Por ello, reclama con convencimiento una educación bilingüe (en catalán y castellano) para sus cuatro hijos.
El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) dictó hace un año unas medidas cautelares que fijaban un 25 por ciento de castellano en la escolarización de su hijo mayor, que ahora cursa 4º de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en el instituto Ramon Barbat i Miracle de Vila-Seca (Tarragona). En su resolución, el alto tribunal catalán también declaraba nulo el proyecto lingüístico del centro y pedía su modificación para garantizar también el trato al castellano como lengua vehicular .
El Govern recurrió ambas medidas y ahora, tal como informó ABC en su edición del pasado 4 de diciembre, el mismo tribunal las ha hecho firmes en una nueva resolución. «Que hayan tumbado definitivamente el proyecto lingüístico por excluir al castellano les duele mucho. Es un paso importante para acabar con la dictadura lingüística que hay en Cataluña», señala la madre, a la que pocos días después del pronunciamiento del alto tribunal catalán le bloquearon su cuenta de ‘Facebook’ y le ‘hackearon’ el correo electrónico. «Qué casualidad que me pase justo el fin de semana después de que el TSJC anule el proyecto lingüístico del instituto», señala la perjudicada. La Generalitat recurrirá la resolución ante el Tribunal Supremo (TS) alegando, según ha podido saber este diario, que la demandante no está legitimada para reclamar la anulación de un proyecto lingüístico.
Desde la Asamblea por una Escuela Bilingüe (AEB) entidad que ha amparado a esta madre en el recurso de y de la que ella forma parte, aseguran que «el departamento recurre este tipo de resoluciones porque no afectan a un alumno y a una clase, sino porque afecta a todo el proyecto del centro, y basa su recurso no atendiendo al fondo del fallo sino a la falta de legitimidad de quien lo presenta, en este caso la madre».
Ana, profesora de Inglés, es consciente de la actual crispación política que rodea el tema de la lengua , pero eso no la amedrenta. Ayer entró en contacto telefónico con la directora del centro, para preguntarle si piensa cumplir la sentencia y anular el plan de lenguas del centro, aunque, según afirma Ana, «me dijo que no iba a anular el proyecto porque aún no era firme el fallo y que se limitaría a seguir impartiendo el 25 por ciento de castellano al aula de su hijo». «El centro tiene la obligación de cumplir lo que dicta el tribunal no solo en el caso de esta resolución sino también la que dictó el Tribunal Supremo el pasado diciembre y que extiende el 25% al conjunto del sistema educativo. Una sentencia, la del TS, que no admite recurso», aclara la madre en relación al fallo.
«Nos tienen desamparados»
Le duele la intolerancia y que se consientan episodios «tan graves» como el del acoso a la familia de Canet que pidió más castellano para su hijo. «El Gobierno nos tiene totalmente desamparados», denuncia esta madre. No está dispuesta a «ceder a la política del miedo impuesta por el Govern», aunque eso implique que le señalen públicamente, a ella y a su familia.
«Que me pase lo que le pasó a la familia de Canet no me asusta. De lo que realmente tengo miedo es de que mis hijos no tengan una educación competitiva de futuro», asegura en declaraciones a ABC. A Ana se le encendieron las luces de alerta cuando su hijo, al que ahora han concedido el 25 por ciento, cursaba P4 (segundo curso de Educación Infantil). «Fui a recogerlo y vi como en el patio mi hijo intentaba decirle algo a la profesora en castellano y ella no le respondía. Se giró para decirle ‘si no me hablas en catalán no te respondo ’», explica Ana.
Fue el principio de su lucha. Ahora ha pedido más castellano para su hija de 2º de ESO y sus gemelas que están en Educación Infantil. Lo pide, según afirma, no desde el resentimiento hacia una lengua que también respeta, que es el catalán, sino desde un derecho constitucional que le asiste, el de que sus hijos «sean escolarizados en una lengua que también es oficial y vehicular en Cataluña». «El catalán también es nuestra lengua y parte de nuestra cultura pero no por ello el castellano es una lengua de fuera», aclara.
Una de las cosas que más le preocupa ahora es cómo ha calado la política en los institutos desde que el Govern ha hecho de la lengua su nueva bandera. «Estoy en contacto con los amigos de mis hijos y veo que muchos alumnos clasifican a sus compañeros e incluso a los profesores en función de si son o no son independentistas. Es algo terrible, realmente preocupante», advierte la madre. El «adoctrinamiento» también le quita el sueño. «Lo he visto con mis hijos. Fui a preguntar a la directora por qué no se enseñaba en el temario el 12 de octubre o la Constitución y me contestó que eran temas políticos. Es increíble», indica Ana que valora el asesoramiento que ha recibido por parte de la AEB en sus reclamaciones. «Es una buena asociación, muy útil para que se escuche nuestra voz», concluye.
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