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Esther Niubó - Tribuna abierta

Desobediencia: ¿también a la LOMCE?

Curiosamente, uno de los argumentos de ERC para rechazar la retirada de los conciertos a las escuelas no mixtas es la necesidad de obedecer a la LOMCE

La semana pasada presenciamos en el Parlament de Cataluña la reedición de un debate sobre la financiación pública que reciben las escuelas que imparten educación diferenciada o, dicho de otro modo, que segregan por sexo que, por su componente ideológico, y a pesar de los cambios que se han producido en el tablero político catalán, expresó unos posicionamientos muy similares a los que se habían producido en un debate anterior en 2013.

De hecho, a la negativa de la antigua CiU y el PP a modificar la Ley de Educación de Cataluña (LEC) para impedir, precisamente, que este tipo de escuelas sigan financiadas con fondos públicos, se suma ahora también la negativa de ERC dentro de la coalición Junts pel Sí, que después de defender históricamente una revisión de estos conciertos en base a criterios de equidad, ahora ha priorizado al estabilidad de su pacto con CDC -para quienes ésta es una cuestión intocable- a la defensa de su ideario tradicional.

Curiosamente, uno de los argumentos utilizados por la portavoz republicana para rechazar la propuesta de modificar la LEC para retirar la financiación pública a las escuelas que no apliquen la escolarización mixta (después del necesario periodo de adaptación) fue la necesidad de obediencia de la LOMCE, una ley que ha recibido ya el rechazo de la comunidad educativa en su conjunto y de todos los partidos de la Cámara, con la excepción del PP y que, por lo tanto, afortunadamente está condenada a desaparecer.

Sorprende, por lo tanto, que representantes de las fuerzas independentistas pasen de defender la desobediencia en general a todo lo que viene del «Estado español» a justificarse para según qué en el cumplimiento estricto de determinadas leyes como la LOMCE. Pero sorprende aún más que dirigentes de lo que había sido un partido de izquierdas en Cataluña no entiendan que, en un contexto de restricción presupuestaria -donde el sistema educativo ha recibido tantas presiones en forma de recortes de los derechos del profesorado, de reducción de horarios lectivos, de cierre de líneas y aulas, de incremento de ratios de alumnado por clase, de falta de inversión en equipamientos y de recursos, en general, que han ido en detrimento de la equidad educativa- es necesario acabar con un modelo educativo segregador que cada año obtiene 30 millones de euros del erario público (éste no ha disminuido con los recortes) mientras no hay ni un euro para guarderías en los presupuestos públicos. Una auténtica vergüenza.

Esther Niubo es diputada del PSC.

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