Descubierta una «conexión» hispano-uzbeka de más de 2.000 años

«Ya hace 2.300 años en ambas partes se elaboraba la misma cerámica, la misma tipología de recipientes», explica el responsable del proyecto, que remarca que «desde Alejandro Magno y hasta el mundo islámico hay grandes y constantes conexiones entre Asia Central y el Mediterráneo». «Hay una comunidad de pensamiento, de conocimiento y de transmisión tecnológica», detalla Gurt, que recuerda que Termez y Empúries están separadas por más de 5.500 kilómetros de distancia.

El equipo de investigación ha realizado hasta el momento siete campañas de excavación arqueológica en Termez, donde han llevado a cabo estudios tecnológicos y de caracterización de la cerámica, así como dataciones de Carbono 14 . «Estos análisis nos permiten discutir las teorías que habían desarrollado los arqueólogos y los historiadores de la era soviética y, por lo tanto, todo esto es una pequeña revolución«, señala Gurt.

Uno de los aspectos que aún se desconocen son las influencias que se producen entre Asia Central y el Mediterráneo , así como averiguar los mecanismos en la transmisión de ideas y conocimiento en ambos sentidos. «Nosotros excavamos y analizamos el material extraído. En este sentido, tenemos una ventaja muy importante que no tiene todo el mundo, y es que nos dejan sacar del país material arqueológico, muestras geológicas, carbones, etcétera, para analizarlo y estudiarlo en nuestros laboratorios. Esto, evidentemente, nos facilita mucho el trabajo», destaca el profesor de la UB.

El equipo del profesor Gurt centra sus excavaciones en la compleja ciudad de Termez, situada al sur de Uzbekistán y con una serie de recintos amurallados de distintas épocas. El marco histórico se sitúa en el período helenístico con la conquista de Alejandro Magno (329 antes de Cristo), para continuar con el reino greco-bactriano, el período Yuezhi, la época Kushan, templos budistas , la cultura Kushano-Sasánida y el islám (principios del siglo VIII después de Cristo).

Las cerámicas encontradas en la última campaña, explica Gurt, «parecen obtenidas en cualquier ciudad española fundada durante el periodo islámico», por ejemplo. «Excavaríamos en una de estas localidades y obtendríamos exactamente lo mismo», resalta el experto. Por lo tanto, «hay una cierta globalización cultural establecida desde hace ya más de dos mil años. Hay una comunidad inmensa de pensamiento, de conocimiento y de transmisión tecnológica de un extremo al otro, a lo largo de 5.500 kilómetros en línea recta», añade el investigador.

Ante la duda de si son cerámicas importadas, Gurt apunta: «Estamos demostrando que no, es conocimiento que viaja, pero no sabemos cómo, las modas se mueven y crean tendencia en lugares muy diversos . Desde el Norte de África a Italia están haciendo lo mismo y cuando en un lugar se cambia de moda, en el otro extremo también».

El equipo, integrado por miembros de la Universidad de Barcelona, la Universidad de Salamanca y el Instituto de Bellas Artes de Tashkent, tiene previsto volver este otoño a Termez para una nueva campaña de excavación. La investigación está financiada por la Fundación Palarq , entidad sin ánimo de lucro creada para apoyar las misiones arqueológicas españolas, y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.