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Chico Buarque: «Cuando escribo, la música no entra en mi casa»

BARCELONA. Chico Buarque (Río de Janeiro, 1944) creció arropado por las cimbreantes melodías de la bossa nova, se convirtió en una de las voces más autorizadas de la canción de autor brasileña y, cada cierto tiempo, aparca la música para pensar a lo grande a través de las páginas de sus novelas. La última de ellas, «Budapest» (Salamandra/RBA), le ha convertido en uno de los nombres propios de las letras cariocas tras obtener el prestigioso premio Jabuti y vender más de 150.000 ejemplares en su país. José Saramago le elogia desde la portada del libro y Caetano Veloso alaba su escritura, pero él prefiere quitarle hierro al asunto asegurando que escribe por pura necesidad: «Empecé a escribir novelas hace quince años, cuando estaba un poco fatigado de escribir canciones -explicó al cantante y compositor a su paso por Barcelona-. Entonces intenté volver a ser el escritor que ser quería ser cuando era joven y escribí mi primera novela por la necesidad de crear en otro campo».

Polifacético Desde entonces, Buarque ha alternado facetas creativas y ha salteado sus logros musicales con piezas dramáticas, bandas sonoras y novelas como «Benjamín» y «Estorbo». De la música a la escritura y de la escritura a la música. El proceso, según explica el brasileño, le permite acercarse a todos los palos con mayor frescura y entusiasmo. «Lo que pasa es que olvidas cómo se hace y cuando escribes de nuevo es como si hicieras algo nuevo y fresco». Aún así, la dualidad de la que hace gala desaparece cuando se trata de combinar ambas cosas al mismo tiempo. «Cuando escribo novelas la música no entra en mi casa», bromeó.

Enamorado de las palabras y los idiomas, Buarque narra en «Budapest» la historia de un negro literario que, a base de escribir para otros, se acaba cuestionando su propia identidad y decide construirse una nueva identidad y adoptar una nueva lengua mientras asiste a un congreso de negros literarios en Budapest. «Pensé en Budapest por el húngaro -explicó-. El idioma es una de los protagonistas de la novela, y me llamaba mucho la atención que un país que está en el centro de Europa tuviese una lengua tan diferente a la de los países que lo rodean».

Aún así, el compositor reconoció que no ha estado nunca en la ciudad que ambienta su última novela. De hecho, su reconstrucción de Budapest se basa en mapas y diccionarios. «No quería dar la intención de que conocía la ciudad. Me interesaba más tener una idea soñada de Budapest, así la lengua y la ciudad aparecerían como un sueño para el lector», apuntó.

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