Aragonès recupera la vía canadiense hacia la independencia que Iceta se planteó en 2016
El hoy ministro Iceta la defendió como «último recurso» antes de que la ponencia de los socialistas catalanes la descartara
¿Qué es la vía canadiense?
Miquel Iceta, en 2017, en la tribuna del Parlament de Cataluña
Dentro de las diferentes propuestas y contrapropuestas que han definido la más de una década de procés en Cataluña la llamada vía canadiense no es inédita, pero sí que es nueva. No es inédita porque ya la defendió, brevemente, el PSC ... a lo largo de 2016. Es nueva porque es la primera vez que desde el secesionismo se ofrece esta posibilidad.
En síntesis, la vía canadiense nació en el segundo lustro de los 90 en Quebec, que mantenía un pleito con el resto de Canadá para sacar adelante un referéndum de independencia. El Supremo canadiense resolvió que la unilateralidad es inviable, pero abrió la puerta a un referéndum pactado si una «clara mayoría» lo pedía. La Ley de Claridad cerró las condiciones de ese referéndum y mayoría, y lo que dice la historia es que esa ley actuó como cerrojo al independentismo, ya que no se han convocado nuevos referéndums.
Esa cualidad es la que hacía que el secesionismo catalán descartase, hasta ahora, mirarse en el espejo de Quebec, cosa que sí que hizo el PSC: Y lo hizo en 2016, e la mano del entonces líder de los socialistas catalanes y hoy Ministro de Cultura Miquel Iceta.
La propuesta de Iceta
En una entrevista en El País en julio de 2016, Iceta defendió la vía canadiense como manera de pactar un referéndum entre Cataluña y el resto del Estado. «Es una postura», defendía, «que genera mucho consenso en el partido y por eso la incorporamos en la ponencia del congreso, a tres o cuatro años vista». El contexto de aquel presente es que Cataluña se encaminaba hacia un referéndum unilateral, que finalmente se hizo cierto el 1 de octubre de 2017.
«El PSC no vuelve a la autodeterminación ni al derecho a decidir, solo defiende una postura como la vía canadiense que genera mucho consenso, que no es nueva y que era un tema que no podíamos esquivar», añadía Iceta, que llevó esta vía a la ponencia del PSC; con el objeto de que los socialistas catalanes se pronunciasen al respecto.
Esta postura de aparente consenso condujo a nuevas quiebras en el PSC. En julio de 2016, Joaquín Fernández, secretario de Coordinación del partido, dimitía por el rumbo del partido y los malos resultados electorales. Además, en agosto de aquel año, la propuesta de Iceta -que ya había recibido el apoyo de la destacada socialista catalana Núria Parlón- encontró matices entre las federaciones locales del PSC, que optaron por matizarla antes del congreso del 4 de noviembre de 2016.
Según reveló ABC de fuentes socialistas, la dirección del partido aplaudió las enmiendas introducidas a la propuesta de Iceta porque «el objetivo de la ponencia marco es que se vaya nutriendo de aportaciones para acabar aprobando un texto consensuado». No obstante, el texto de las enmiendas escondía una negativa, ya que algunas de las propuestas abogaban abogan directamente por suprimir el párrafo que alude a la «vía canadiense» y otras por redefinir el redactado.
Al final, sin vía canadiense ni ley de claridad
Finalmente, a una semana del congreso de 2016, la vía canadiense se cayó de la propuesta socialista. Como recogía ABC entonces, la ponencia eliminaba el concepto del texto. En primera instancia, se conservó una referencia a una solución que sugería «por ejemplo, una ley de claridad como la canadiense». Pero la interpretación del párrafo en el contexto de una reforma constitucional -abría la puerta a que, en caso de que ésta fracasara, el PSC avalaría un referéndum de independencia como el que se celebró en Canadá sobre Quebec- selló la muerte política del concepto. Una muerte política que Aragonès, ahora con Iceta como miembro del Gobierno de Sánchez, ha optado por revertir.
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