Junts hará una oposición dura al «españolismo» de PSC y ERC
El partido de Puigdemont recupera la estrategia de choque frontal que ya practicó contra Maragall y Montilla
Puigdemont, único activo y gran lastre ante el cónclave sobre el futuro de Junts
Illa, en el momento de ser investido
Junts aún no sabe qué quiere ser de mayor, lo que sí queda claro se que el estilo de oposición que va a ejercer en el Parlamento catalán al menos en el primer tramo de la legislatura va a ser duro, sin concesiones. Así, ... si el futuro de la formación independentista va a estar condicionado por el papel que quiera jugar su líder y principal activo Carles Puigdemont, al menos hasta el congreso convocado en octubre en el que la formación definirá su estrategia a medio y largo plazo el modo de proceder va a ser «implacable» contra el Ejecutivo de Salvador Illa y sus socios de investidura de ERC. Fuentes políticas sostienen que parece improbable que en el congreso de octubre se produzca un brusco giro estratégico en Junts y se opte por una vía de la moderación, más posibilista, con lo que se da por descontado que el tono duro, áspero, va a proseguir.
La comparación con la oposición sin cuartel que Junts practicó durante los dos tripartitos de izquierda que gobernaron Cataluña entre 2003 y 2010 es inevitable, aunque a favor suyo jugó el hecho de que, con ERC integrada en el ejecutivo, la inestabilidad, sobre todo durante la etapa de Pasqual Maragall, definió esa etapa.
Un ejemplo de ello es el registro, ayer en el Parlament, de una solicitud para que el presidente Salvador Illa comparezca y dé explicaciones sobre la composición del nuevo Govern, acusado de «nepotismo» por su política de fichajes y cuestionado por no asistir el sábado al homenaje a las víctimas del 17A. Tanto por el contenido de la iniciativa como por el tono empleado por sus portavoces para justificarla queda claro que Junts no piensa bajar el tono, en consonancia con el que ya empleó su portavoz parlamentario, Albert Batet, durante la sesión de investidura de Illa. En concreto, Junts ha pedido aclarar «el nombramiento de familiares directos de la consejera de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica, Sílvia Paneque, y del alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, como cargos eventuales del Govern».
En el primer caso, Paneque ha nombrado a su pareja como jefe de gabinete, y en el segundo, el consejero de Presidencia ha fichado como asesora a la hermana del alcalde.
El PP catalán, por su parte, se sumó a las críticas acusando a Illa de crear un «chiringuito socialista enchufando a familiares» de miembros del PSC y pide una reducción drástica de la estructura política del Govern. «Illa sigue los pasos de Sánchez, empieza enchufando a afines y familiares en cargos políticos y acaba controlando todas las instituciones. Copia lo peor del sanchismo y del separatismo», afirmó el portavoz popular, Juan Fernández.
La oposición dura del PP, relegado por el cordón de exclusión impuesto desde la izquierda, se da por descontada. La misma actitud de Junts, que se empleará a fondo contra Illa pero también contra Esquerra, dentro de su estrategia de tratar de anular a los republicanos en su objetivo de erigirse como el único partido de referencia independentista. El pacto de investidura entre ERC y el PSC ha liberado a Junts por así decirlo, permitiéndose agriar el tono contra ERC por su «silencio cómplice» ante lo que definen como un gobierno Illa de tipo «españolista» y sucursalista.
«Constatamos que el gobierno Illa ha empezado muy mal (...) No ha asistido al acto de conmemoración de los atentados del 17A. Es la primera vez que un presidente de la Generalitat no asiste y que prefiere ir a Lanzarote con Pedro Sánchez, en una finca del Gobierno español, a recibir instrucciones respecto a cómo un presidente sucursalista debe gobernar la Generalitat», denuncia Junts.