Se dispara la incautación de armas en las cárceles catalanas

En este caso, en un registro anterior a la celda del interno, los funcionarios ya se habían incautado de un 'picho' -en la jerga carcelaria- de fabricación casera. No le impusieron ninguna sanción. Un mes y medio más tarde, protagonizó un altercado con otro preso por «supuestas deudas». Y es que solo durante 2022, los empleados de las cárceles catalanas se incautaron de un 30 por ciento más de armas que los doce meses anteriores. Las cifras, que ha recopilado el sindicato Marea Blava, reflejan que fueron 435 los objetos incautados en los penales de la comunidad durante el último año. Entre estos, punzantes, cortantes y contundentes. De trozos de vidrio, a cuchillas.

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Del total de centros penitenciarios, el que más armas incautadas acumula es del Quatre Camins (Barcelona). Fueron 92 los objetos peligrosos detectados en 2021, y 115 el año siguiente. Durante los últimos seis años, se requisaron un total de 435 armas, por delante de Brians 2, que es el que cuenta con mayor población reclusa y donde se han intervenido 302 durante el mismo periodo.

En cambio, la prisión que, por el incremento de incautaciones de armas, más preocupa a los funcionarios es la de Jóvenes, que alcanzó las 68 armas requisadas en los últimos doce meses, lo que supone una ratio de 24,37 armas por cada 100 internos, frente a las 11,17 de Quatre Camins. Solo durante 2021 y 2022 se doblaron las intervenciones, básicamente, de objetos cortantes, certifican los funcionarios. Por el contrario, la incautación de armas en el penal de mujeres es casi inexistente. Fueron 13 entre 2017 y 2022. El año pasado, solo se requisó un objeto peligroso.