El chantaje siguiente

Las fuerzas independentistas no tienen mayoría ni en votos ni escaños en Cataluña. De hecho, la brecha entre bloques es significativa. Sin embargo, esta holgada victoria de Salvador Illa que, según el PSOE, entierra el 'procés' es tan solo un espejismo. El independentismo está herido, malherido en el caso de ERC, pero en absoluto moribundo.

Todavía está por ver que Illa pueda ocupar la Generalitat con esos resultados y que no estemos abocados a una repetición electoral. El tripartito PSC, ERC y Comunes es la opción matemáticamente más factible pero nada sencilla. La caída electoral de los de Aragonés y las dos almas en guerra de Esquerra pueden inclinar la balanza hacía la repetición electoral más que a seguir en brazos de un sanchismo que les ha hundido en las urnas. Más aun cuando el votante independentista ha premiado la radicalidad de Junts y al fugado Carles Puigdemont frente a la relativa moderación de ERC.

Así es la concordia que genera Sánchez. La caída del independentismo se ha producido por un relevante e innegable ascenso del PSOE pero también ha resultado vital el crecimiento de un PP que vuelve al tablero catalán y que ha inclinado la balanza una vez desparecido Ciudadanos.

Si algo ha demostrado la política española en los últimos años es que la agenda y las urgencias no las marcan las mayorías si no las minorías con poder para poner y quitar gobiernos. Sánchez cedió al chantaje de las minorías una vez y después otra. Y un chantaje se sabe qué día empieza pero no cuando termina. El PSOE sigue necesitando a Junts y ERC para mantenerse en La Moncloa. Así que este lunes Puigdemont ha vuelto a las amenazas. De lo que pase en Cataluña dependerá lo que suceda en Madrid, advierte.

Es el chantaje siguiente. La muerte del 'procés', por el momento, es solo un espejismo.