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Semana Santa
Estaría encantado de escuchar a Sabina a dúo con los jóvenes de Hakuna y ver a la Fura en un Vía Crucis por lo que supondría para el proselitismo
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Iniciar sesiónEstos días he atendido a varias discusiones sobre si el movimiento cristiano Hakuna tiene sentido o no. Miles de jóvenes se han subido a los ritmos pegadizos de sus canciones y al ambiente de sus conciertos. No sé cuánto tendrá que ver el Espíritu ... Santo en el pelotazo experimentado gracias a TikTok pero el caso es que miles de chavales tararean «Forofos» en lugar de aprenderse las letras infames del reggaetón. Sólo eso ya sería suficiente para hacer un reconocimiento público al movimiento pero es que, además, cuando les escuchas hablar en la radio siempre hablan de Dios sin cortarse, es alucinante.
Lo mismo se podría decir de la Semana Santa en ciernes. Nuestras procesiones son tan bellas y estremecedoras como rítmicas y pegadizas las canciones de los chavales de Hakuna. Una vez superada la condición penitencial de las procesiones por un objetivo catequético, el paso de los siglos ha mutado a algo parecido al teatro de calle que reclama ayudas públicas, infraestructuras y declarar la torrija bien inmaterial de la humanidad. El consuelo sería sencillo si simplemente pensáramos que es mejor congregar a la gente ante un Cristo de Gregorio Fernández que ante un partido de fútbol donde la gente se desmelena blandiendo banderas e insultando al adversario.
Imagínense lo bien que funcionaría una letra de Shakira en un disco de Hakuna o una performance de La Fura dels Baus en una procesión. Esto no lo digo por la posibilidad de modernizar la estética semanasantera porque Alejo de Vahía o Juan de Juni fueron transgresores y contemporáneos en su tiempo y ahí están aunque ahora para ser cofrade haga falta tener siete apellidos castellanos. La cuestión está en medir el éxito real de ambos movimientos. La perfección de una planta procesional no se mide por la simetría, ni por la asistencia, ni tan siquiera por la belleza sino que ha de rendir cuentas ante su génesis, Dios.
Estaría encantado de escuchar a Sabina a dúo con los jóvenes de Hakuna y ver a la Fura en un Vía Crucis por lo que supondría para el proselitismo pero hay veces que es imprescindible pensar de dónde venimos para saber a dónde vamos. Que los cofrades de acera o los groupies estén satisfechos con el espectáculo es un buen comienzo pero, al menos, los productores del espectáculo deberíamos tatuarnos a fuego dónde nos lleva el camino para no acabar en Hollywood aunque también sea santo.
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