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Fernando Conde - Al pairo

De repente, fascistas

Pablo Iglesias debería entender que la extrema izquierda, a la que él representa, engendra a la extrema derecha y viceversa. Y que si ésta florece es en buena medida gracias a él

Recuento en un colegio electoral el 2 de diciembre con motivo de las elecciones andaluzas EFE

Fernando Conde

No sé si usted se preguntará qué les ha pasado a los andaluces para que cuatrocientos mil de ellos -un treinta por ciento votantes de izquierdas hasta ahora- se convirtieran el pasado domingo, de la noche a la mañana, en fascistas, según la terminología casposa ... y guerracivilista del inmaduro Pablo Iglesias. Un servidor, no. Un servidor no se lo pregunta, porque es fácil entender el hartazgo del personal ante la política caviar de la izquierda socialista, el vedetismo viajero de Pedro Sánchez, el burguesismo de sus ministros y el adoptado, con la mayor naturalidad, por muchos líderes morados que, en apenas una legislatura, han pasado de mileuristas a potentados. Es fácil entender la hartura y hasta el asco que les produce ver cómo sus problemas no se esfuman -sino que crecen como el precio del gasoil-, cuando gobierna una izquierda que se empacha de palabras como progresista, feminismo o lucha social.

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