Mañueco lidera su segunda coalición
Será investido hoy de nuevo como presidente de la Junta días antes de que arranque un gobierno en el que Vox sustituye a Cs como socio del PP
J.M.Ayala
Un total de 112 días habrán pasado desde que el que será reelegido esta tarde-noche como presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, apretara el botón electoral en una fría mañana del pasado 20 de diciembre. Los motivos para tomar ... aquella decisión ya quedan lejanos en el tiempo, y cada quién pensará que eran lógicos y tenían su peso o más bien exagerados y partidistas. Pero lo cierto es que el salmantino será investido por segunda vez consecutiva al frente del Ejecutivo autonómico y ese sí era sin duda un objetivo en el que no podía fallar cuando decidió adelantar los comicios. Aunque él mismo lo dijo con otras palabras en uno de los dos debates en campaña -«me la juego yo y no Pablo Casado»-, lo que estaba reconociendo es que su futuro político al más alto nivel dependía de lograr un resultado en las urnas que le permitiera conservar la Presidencia de la Junta. Así ha sido finalmente.
No será, sin embargo, la investidura soñada por Fernández Mañueco . Si el reto de la mayoría absoluta apenas fue verbalizado por los más optimistas de su entorno, la victoria obtenida finalmente en las urnas -31 escaños, a diez de la mayoría absoluta, y sólo 16.000 votos por encima del PSOE- no fue ni de lejos la esperada en el Colegio de la Asunción y en María de Molina, sedes de la Junta y del PP regional.
La segunda coalición consecutiva en Castilla y León había arrancado ‘de facto’ esa misma noche por pura lógica aritmética, pero los populares confiaban en que Vox, sustituto de Cs en la nueva alianza, mantuvieran su aparente ‘espíritu’ de combativa oposición y prefirieran dejarles gobernar en solitario con acuerdos puntuales que les tuvieran medianamente satisfechos y con espacio para criticar y desgastar al PP como apoyo a sus aspiraciones nacionales.
Aquella frase
No sólo no fue así, sino que Vox, tras alguna contradicción en este sentido durante la campaña, tuvo claro desde que supo que contaba con el respaldo del 17 por ciento de los votantes castellano y leoneses que iba a pasar a la ‘acción’. La frase premonitoria de Santiago Abascal lanzada a su joven e inexperto candidato, Juan García-Gallardo, en la efusiva celebración vivida a las afueras de Valladolid lo dejaba claro: «Que cara de vicepresidente se te está poniendo», le soltó, cual adivino. Y es que el líder nacional de la formación ha comandado con ‘manu militari’ las operaciones encaminadas a la sesión plenaria de este lunes, que llega con cierto retraso -dos semanas- respecto a lo que podía haber sido sin la concreción exigida desde las filas verdes tanto para ‘atar en corto’ a los populares en el funcionamiento del nuevo Gobierno como para conseguir que la reelección del presidente se produjera ya con Alberto Núñez Feijóo al frente del PP nacional. Si este segundo objetivo lo han cumplido sobradamente, en el primero, conocidas las aspiraciones -publicadas en este periódico durante varios días-, se han quedado bastante lejos del control que querían poseer en aspectos como la comunicación y el de las distintas consejerías.
Ya tuvo bastante ‘emoción’ el acuerdo programático -11 ejes y 32 acciones- firmado ‘in extremis’ en los despachos de las Cortes para evitar una posible vuelta a las urnas. El pacto, que estaba roto sólo unas horas antes, incluía el voto conjunto, minutos después, al candidato de Vox, Carlos Pollán, como presidente de las Cortes , así como la renuncia ya definitiva del PP de poder gobernar sin ‘compañía’ al concederles ese mismo día tres consejerías, como reclamaban con el argumento repetido una y otra vez de que merecían el mismo trato que Cs obtuvo en la interrumpida ‘cohabitación’ autonómica.
Cuando se acordó hace ahora casi tres años la anterior ‘entente’, también con dificultades -por el empeño del exvicepresidente Francisco Igea de aliarse con el PSOE frente a las órdenes de su partido- Ciudadanos era un partido al alza que incluso amenazaba la hegemonía del PP en el centro-derecha nacional. Ahora, con los ‘naranja’ casi desaparecidos del mapa político, el socio es Vox, también en su mejor momento y con ganas asimismo de superar a los populares. Esta situación, unida a que Castilla y León será su ‘campo de pruebas’ como gestores de lo público, hará que las miradas sigan clavadas en lo que suceda en esta Comunidad durante los próximos meses, como ya ha venido sucediendo desde que se activó el modo electoral en la Comunidad.
Ante esta situación, Fernández Mañueco querrá repetir la receta que le funcionó un par de años en la anterior legislatura: conseguir un gobierno «fuerte y sólido» y con una sola voz, aunque dado el ‘estilo’ más rupturista -por llamarlo de alguna manera- de los de Vox, la tarea se antoja a priori bastante más complicada. Al menos, el que será reelegido hoy como presidente ya tiene la experiencia de su ‘convivencia’ previa y el convencimiento de que en esta legislatura, al contrario de la anterior, no habrá posibilidad de que nadie presente una moción de censura, asumiendo que ni la oposición votará al candidato de Vox ni éstos se sumarán en ningún caso a cualquier otro aspirante.
Anticrisis
En su intervención de este mediodía le tocará desgranar las líneas maestras de su futuro gobierno , que será una realidad el próximo día 20, cuando los consejeros que nombre el día anterior tomen ya posesión. De esta manera, se espera que comience a detallar el plan antricrisis que la Junta pondrá en marcha de forma «inmediata» ante la complicada situación económica agravada por la invasión de Rusia a Ucrania. Pero también la oposición, enfurecida con el nuevo Ejecutivo, especialmente en los casos de PSOE y de los únicos procuradores de Unidas Podemos y Ciudadanos, estará muy atenta a lo que pueda trasladar sobre aspectos que han sido protagonistas en las últimas semanas, como el binomio violencia de género/intrafamiliar o la memoria democrática. En todo caso, Fernández Mañueco hará más hincapié, sin duda, en lo que considera las principales prioridades en la Comunidad, vinculadas con la sanidad, la educación, los servicios sociales o la despoblación sin olvidar, seguro, alguna vieja reivindicación al Gobierno de Pedro Sánchez.
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