«Se cumplieron los sueños, pero luego todo desapareció»
Brasileña de 33 años y en Valladolid desde el año 2000, en unos meses volverá a su tierra natal, donde, al menos, no tiene que pagar alquiler, alguien podrá cuidar de sus pequeños y tendrá un empleo de lo que aquí ahora «escasean»
maría gajate
—¿Que le trajo a España?
—Vine a través de una amiga, que estaba aquí y me había conseguido trabajo limpiando en una casa. Bajé del avión y dije que quería vivir aquí para siempre.
—¿Qué expectativas tenía? ¿Se cumplieron?
—Se piensa ... que llegas y te dan una maleta con dinero o que los billetes caen de los árboles. Es la ilusión del otro lado, que se cumplió, pero desapareció. Horarios decentes y se paga por lo que haces, tampoco millones, pero se paga. Y eso fue real, se cumplieron los sueños, pero luego todo empeoró.
—¿Al llegar tuvo problemas de trabajo?
—No. Antes había mucho y al año de llegar conseguí los papeles, pero los perdí en 2005 por no sellar la tarjeta del paro. Entonces yo tenía empleo y no me preocupó. Aún no tenía hijos y había mucho trabajo. Incluso en 2008, cuando tuve al primero, empecé de cosetodo porque me permitía cuidar al niño. Mi marido cobraba bien, pero ya con la llegada del segundo en 2009, el trabajo en la construcción empezó a decaer y yo ya no conseguía trabajos que me permitieran cuidar de mis dos hijos pequeños.
—Y entonces, todo se torció.
—Sí. Cuando mi marido consiguió renovar la tarjeta de residencia y cobrar el paro fue demandado porque no podía afrontar unos pagos. Ahora se enfrenta a una pena de dos años de cárcel y yo sin papeles ni trabajo no puedo quedarme con mis hijos, sin pagar la luz o el alquiler. Los niños no tienen por qué pasarlo mal porque yo quiera quedarme, pero da rabia que el mayor haya empezado a ir al cole y no lo vaya a terminar. Yo quería que mis niños crecieran aquí, pero no tengo ese tiempo para esperar y me piden «papel».
—¿La única solución es regresar?
—Los niños, la crisis y las demandas me obligan. Es una bola que a estas alturas ya no hay quien la pare. En Brasil me quito mucho de encima, un alquiler, cuidar a los niños, que los dejaré con los abuelos, y tendré un trabajo que ya me han asegurado. Todo para que a ellos no les falte nada, porque tienen la extraña manía de comer.
—¿No hay posibilidad de obtener el permiso de residencia?
—Con los niños españoles podría sacarme los papeles, pero necesito un trabajo. Hoy es muy complicado tener una oferta. Cuando yo llegué la gente te la daba porque sí, pero ya no lo hace nadie. Además, ya se me hace tarde. A lo mejor hasta dentro de seis meses no me los dan o deniegan. Es que la tramitación me cuesta 400 euros, que tampoco tengo.
—¿Y encontrar un empleo?
—Los trabajos escasean. He intentado volver a trabajar pero no hay nada que me permita cuidar del niño (de año y medio). En Brasil sí, porque esta mi familia, que es lo que más valoro de esta experiencia. Las cosas malas siempre traen algo bueno. La moraleja es que yo sabía que mi familia valía mucho , pero no tanto. Sé que que no me va a faltar nada. Ahora sólo espero que cuando mis niños sean mayores quieran venir a España. Ojalá, porque son españoles y porque aquí se vive muy bien.
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