La visita del Rey Felipe proyecta a España como un socio preferente para los coches eléctricos chinos

Esta mañana (hora local), el Rey ha acudido a las instalaciones de Gestamp en el sureste de Pekín. Esta empresa española, el segundo mayor fabricante europeo de componentes metálicos de automoción, tiene presencia en China desde 2007, adonde llegaron «acompañando a sus clientes», en palabras de Antonio López, su consejero delegado en Asia.

La naturaleza de los mismos refleja la evolución global del sector. Si al principio Gestamp suministraba mayoritariamente a empresas automovilísticas internacionales, este espacio lo ocupan cada vez más empresas chinas de vehículos eléctricos como BYD, Xiaomi y Li Auto. «China es hoy el centro del automóvil a nivel global», ha apuntado Francisco J. Riberas, presidente ejecutivo de Gestamp.

En su discurso de bienvenida ante Felipe VI, el máximo responsable de la compañía ha sustentado esta afirmación en «datos que hablan por sí solos». Si en 2000 China representaba un 3% de la producción mundial de automóviles, hoy acumula un 33%. En el apartado de coches eléctricos, este porcentaje se eleva al 67%.

Tras la presentación inicial, el Rey ha realizado un recorrido por la planta industrial, 60.000 metros cuadrados en los que operan 466 empleados. El paseo ha concluido con la presentación de un vehículo eléctrico con funciones autónomas de la marca BAIC, ante el que don Felipe ha mostrado mucho interés, llegando incluso a tomar asiento ante el volante.

La pujanza de los coches eléctricos chinos no está exenta de controversia. «Los mercados globales están inundados de coches eléctricos [chinos] más baratos, y su precio se mantiene artificialmente bajo por enormes subsidios estatales», denunció la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en septiembre de 2023, cuando esta institución anunció una investigación por supuesta competencia desleal que acabó derivando en la imposición de aranceles, un modo de proteger una industria estratégica de un actor potencialmente hostil.

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China contraatacó de inmediato, haciendo lo propio con varios productos europeos, el primero de ellos el porcino, del que España supone su primer proveedor, una campaña de presión –aún más agresiva de puertas adentro– para modificar su posición en el seno de la Comisión. Tras la visita a China del presidente del Gobierno Pedro Sánchez en septiembre del año pasado, España pasó de apoyar los aranceles comunitarios a la abstención.

El conflicto permanece desde entonces pendiente de resolución, pero el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha expresado estos días su confianza en la posibilidad de llegar a un acuerdo en forma de precios mínimos. El desenlace de este conflicto permitiría acelerar la implantación en suelo europeo de nuevas fábricas de coches eléctricos. Entre ellas, la tercera de BYD –tras Hungría y Turquía– que tiene a España entre sus candidatos y que podría suponer un resultado práctico de las sucesivas visitas de alto nivel y la renovada proximidad entre ambos países, una posibilidad sugerida por varias fuentes.

En ese sentido, Cuerpo ha confirmado que existen «comunicaciones fluidas» con esta empresa, y que el tono de las conversaciones mantenidas estos días ha sido, en general, «muy positivo». Esta visita de Estado ha servido para que «China entienda mejor quiénes somos y qué podemos ofrecer», según un miembro de la comitiva.

BYD podría así seguir los pasos de CATL, líder mundial en la producción de baterías de ion de litio, que junto a su socio Stellantis comenzará en las próximas semanas la construcción de una planta industrial en Figueruelas, Aragón. «Elegimos España por muchos factores», explicaba este martes Pan Jian, copresidente de CATL. «Hay mucho talento, con muchas escuelas de ingeniería de alto nivel, el Gobierno es muy eficaz, la política es estable, es un sitio bonito y, por último, hay un compromiso profundo con las energías renovables».

Antes de acudir a Gestamp, el Rey Felipe ha clausurado el Consejo Asesor Empresarial España-China, en el que ha enfatizado «la previsibilidad, la estabilidad y la sostenibilidad» como «tres principios básicos que deben articular nuestras relaciones». Unas que, al término de su visita, avanzan motorizadas.