Los objetos encontrados en el mar pertenecen a Tomás Gimeno

La botella de oxígeno utilizada para practicar submarinismo lleva una placa identificativa por la que se sabe cuándo fue adquirida y quién lo hizo, así como las recargas que se le han hecho después. Estos datos, ya comprobados por la Guardia Civil, no dejan dudas sobre que pertenece a Tomás Gimeno, según confirmaron fuentes de la investigación a ABC. Dado el peso de esa botella de buceo (distinto si está llena o vacía, pero que oscila entre 10 y 15 kilos) cabe la posibilidad de que fuera utilizada como lastre por el padre de las niñas. Es un objeto, además, que no flota.

Respecto al edredón es aún perfectamente reconocible dado el tiempo transcurrido y se ha mostrado a su entorno (no se ha especificado a quién) para ver si podía identificarlo. Los agentes ya registraron la vivienda hasta en cinco ocasiones en busca de prendas que se pudiera haber llevado el padre secuestrador.

Tomás y sus hijas de 6 y 1 años fueron vistas por última vez el pasado 27 de abril, y sobre el padre de las menores pesa una orden de búsqueda internacional por secuestro parental.

El buque oceanográfico tenía previsto terminar hoy martes las labores de rastreo de los fondos, pero ante los hallazgos continuará con la búsqueda al menos hasta el próximo día 14 en función de cómo evolucione esta, según fuentes de la investigación.

El 'Ángeles Alvariño' ha realizado un rastreo en una superficie de unas diez millas cuadradas (34 kilómetros cuadrados) y peina el fondo marino en la zona que ha sido geolocalizada a través de una copia de la tarjeta del móvil de Tomás Gimeno.

Esa noche, Tomás Gimeno zarpó en dos ocasiones, y en ambas, lo hizo solo y sin la compañía aparente de sus hijas. Las cámaras de seguridad de la Marina en Tenerife le grabaron embarcando varias maletas y bolsas que había traído en su coche. Dio tres viajes del coche a la lancha, cargado, poco antes de las diez de la noche. Y cuando volvió, pasadas las once y diez, en la embarcación no había ni rastro de esos bultos. Lo comprobó una patrulla del Servicio Marítimo de la Guardia Civil que lo paró a la entrada de la bocana del puerto porque había excedido la hora del toque de queda y sospechaban que podía dedicarse al narcotráfico. Al revisar la lancha (aún no se sabía que la madre ya había acudido al cuartel a contar la desaparición) no hallaron nada.

El buque trabaja ininterrumpidamente durante el día y la noche, con agentes de la Guardia Civil a bordo, y no ha dejado de buscar en esa zona, centro de las sospechas. El rastreo no llegó a extenderse a la zona del puertito de Güimar donde apareció al día siguiente la lancha a la deriva y también una silla de retención infantil, que fue identificada por Beatriz Z., la madre de las pequeñas.