Farmacéuticos canarios a favor del uso terapéutico del cannabis: «puede mejorar la vida de miles de personas»

España y esta regulación es «más que un sí o un no», ya que se trata de regular la producción y la dispensación de productos farmacológicos, así como el cómo hacerlo, porque « pueden mejorar la vida de miles de personas y reducir el sufrimiento de los pacientes» , tal y como ocurre en numerosos países europeos.

En concreto, ha señalado, son 19 los países europeos (Alemania, Francia, Austria, Italia, Grecia, Irlanda, Finlandia, Dinamarca, Suiza, Suecia o Reino Unido, entre otros) los que ya cuentan con regulaciones que reconocen el fin terapéutico de sustancias extraídas del cannabis, y ahora cuando España ha comenzado a poner las bases para establecer las normas que regularán este uso «entre la necesidad de responder a la demanda sanitaria y el miedo a abrir la puerta al todo vale », advierte.

Cuando se habla del cannabis «no hablamos solo de un producto, hablamos de principios farmacológicos que pueden beneficiar o perjudicar la salud» y que, por tanto, « debe ser tratado como un fármaco y dispensado por profesionales que sepan de sus propiedades, su composición, sus riesgos, las distintas formas de preparación y consumo, sus compatibilidades e incompatibilidades y las proporciones adecuadas para el consumo, entre otras muchas cosas», ha apuntado.

Para la presidenta del COFLP es necesario conocer que del cannabis se pueden extraer principios activos que mejoran o completan el tratamiento de enfermedades o palían sus consecuencias, como el dolor, o el cannabidiol (CBD) que posee unas propiedades anticonvulsionantes muy marcadas , y no causa adicción, aunque también puede tener otros usos como el cosmético . «No todos estos principios activos son adictivos», ha subrayado.

El Consejo General de Farmacéuticos ya ha valorado positivamente la Propuesta de Conclusiones y Recomendaciones aprobada por la Subcomisión al Objeto Analizar Experiencias de Regulación del Cannabis para Uso Medicinal del Congreso de los Diputados, en la que se incluye la recomendación de explorar «la alternativa de las farmacias comunitarias que puedan reunir los requisitos» para dispensar fórmulas magistrales con extractos o preparados estandarizados de cannabis. Su dispensación a través de la red de farmacias comunitarias puede ser «una opción que compatibiliza los más exigentes criterios de salud pública, seguridad de los pacientes, educación sanitaria y acceso con criterios de equidad» , ya que de esta forma la distribución de cannabis de uso medicinal sería a través de la red de farmacias comunitarias.

Para ello, debe ser recogida en la legislación final y debe establecer las mismas condiciones para la farmacias comunitarias que para las hospitalarias, reconociendo así « el papel sanitario que los farmacéuticos» , sea cual sea la modalidad de ejercicio de la profesión en la que estén, juegan en la sociedad actual.

El uso lúdico del cannabis puede conllevar riesgos, por lo que insiste en que la dispensación esté « controlada para fines específicos» y rechaza el consumo generalizado sin control ni objetivos sanitarios.

Además, Loreto Gómez ha considerado positivo el cultivo de cannabis de forma controlada y la apertura de centros de investigación para su uso médico y la producción de medicamentos, ya que a su juicio «podría suponer un nuevo impulso a la economía insular que podría acoger científicos formados en nuestras propias universidades».

El debate sobre el uso medicinal del cannabis ha coincidido con una operación de la Guardia Civil, que ha desmantelado dos plantaciones de marihuana en Candelaria y Arafo que suministraban y distribuían la droga a través de un Club Cannábico ubicado en Candelaria (Tenerife).

Han sido detenidas cuatro personas a las que se les acusa de un delito de tráfico de drogas, y se han intervenido más de 14.000 euros de dinero en efectivo y productos derivados de plantas cannábicas valorados en 47.000 euros en el marco de la 'operación RiscoClub'. El lugar de producción exacto de la sustancias se ubicaba en un gran garaje separado por dos dependencias cerradas herméticamente, es decir, un laboratorio perfectamente organizado donde se encontraban los diferentes tipos de plantas de cannabis sativa, algunas en fase de producción y otras en fase de recolección. La estructura tenía un falso techo que le permitía tener instalado tres grandes extractores y las dos estancias contaban con ventilación, deshumificadores, equipos de aire acondicionado, lámparas de calor y todo tipo de artefactos medidores para las óptimas condiciones de rápida producción , alimentado con un complejo sistema eléctrico automatizado y por un sistema de riego de agua con regulación de dureza y ph de la misma.