Calviño ya sondea la posible vuelta a su antiguo puesto en la Comisión Europea

Que hubiera pedido su excedencia como directora general de Presupuesto de la Comisión Europea ha sido la señal más evidente de que Madrid no era más que una etapa transitoria. La ministra ha mantenido esta excedencia a pesar de que al hacerlo ha privado durante todo este tiempo a otro alto funcionario español de alcanzar ese nivel en la administración europea y, según se cuenta en la Comisión, ya habría sondeado las posibilidades de encaje en la institución.

Los que la conocen siempre han creído que, cuando le dijo que sí a Sánchez para ir al ministerio, probablemente también se hizo prometer que en el futuro sería nombrada como comisaria europea. Sobre el papel, el camino estaba bien señalado, teniendo en cuenta que después de la presidencia española de la UE concluían prácticamente a la vez las legislaturas nacional y europea, con tiempo suficiente para hacer casi inevitable su nominación.

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Los rumores en Bruselas hablan, sin embargo -y con insistencia- de una alternativa en el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que sería el equivalente a lo que es el ICO en España, pero a escala comunitaria. Calviño ha multiplicado sus gestos de aproximación al BEI incluyendo el encargo para que fuera esta institución la que gestionase una parte importante de los fondos de recuperación que ha recibido España. El actual presidente, el alemán Werner Hoyer, ocupa este puesto desde 2012, ya ha renovado una vez su mandato y ha dejado claro que su intención es dejar el puesto que, por cierto, no se encuentra en Bruselas, sino en la vecina Luxemburgo. La polémica exministra Magdalena Álvarez compitió en su día por este puesto, pero fue derrotada según se cuenta porque pesaron mucho las sospechas -luego confirmadas- de su implicación en el escándalo de los ERE en Andalucía, que finalmente le obligaron a dimitir. En estos momentos en el Comité de Dirección del BEI hay una vicepresidencia vacante, un puesto a medida para Calviño, como primera etapa para disputar la presidencia.

El problema es que para cualquiera de esas dos opciones necesitará el apoyo claro del Gobierno español que se forme después de las elecciones de julio. Lo único que solo depende de su voluntad es la solicitud de reincorporarse como funcionaria en la Comisión. Sería un paso prácticamente inédito que supone una degradación para alguien que ha ocupado el cargo de ministro en un país grande como España. Tampoco está claro qué dirección general se le podría atribuir, porque la de Presupuesto ya está ocupada. El único consuelo es que el sueldo de un director general en la UE es más del doble que el de ministra.