Sin banderas y una matrícula del 1-O: lo que no se vio de la reunión entre Illa y Puigdemont
Los dos equipos pactaron hasta el más mínimo detalle de la puesta en escena dentro de la sede de la Generalitat en Bruselas
Enviado especial a Bruselas
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Iniciar sesiónHasta el más mínimo detalle de la puesta en escena de la reunión entre Salvador Illa y Carles Puigdemont estaba pactado entre los dos gabinetes. Para que ningún contratiempo fastidiase una cita que se había hecho de rogar más de trece meses. ... Una sala de tonos blancos, con dos sillones idénticos de color negro, una pequeña mesa de cristal y dos ficus a cada extremo. Todo muy minimalista, dando protagonismo a los dos políticos.
Por ese motivo de pactarlo todo, la ausencia de banderas tanto en el saludo inicial como en el interior de la sala donde se produjo la reunión cobre todavía más importancia. A diferencia de los encuentros anteriores con Jordi Pujol, José Montilla, Artur Mas, Quim Torra y Pere Aragonès, que se celebraron en el Palau de la Generalitat, el cambio de ubicación permitió al equipo de Illa complacer una de las demandas del líder de Junts: no tener que posar con una bandera de España detrás.
Cuando Puigdemont recibió a Santos Cerdán en un despacho del Parlamento Europeo, junto a la jefa de la delegación socialista española en la Eurocámara, le obligó a sentarse bajo un cuadro con una urna del 1-O.
El expresidente fue recibido en la calle por el jefe de protocolo de Illa, Óscar Saldaña, entre gritos en catalán de una señora que decía ser «catalana, ni independentista ni facha», que le reprochó que «lo que has hecho con los catalanes no tiene nombre». Fue una sola, pero se hizo sentir.
Una vez en el interior de la sede de la Generalitat ante la Unión Europea, con las banderas de Cataluña, España y Europa arrinconadas en una sala cerrada de la planta baja, apartadas de donde lucen habitualmente, Puigdemont se dirigió a la segunda planta, donde hubo un largo y fuerte encaje de manos con el 'president'. En el lugar de la foto, con decenas de medios gráficos esperándoles, aparecieron juntos y sonrientes.
Antes del encuentro privado, del que no hubo ningún tipo de detalle oficial al finalizar, Puigdemont e Illa hablaron de sus edades y de deporte. El dirigente socialista le dijo que ya se acerca a los 60 años y le gusta correr, a lo que el líder de Junts le respondió que él ya ha cumplido 63.
El expresidente, que había llegado a pie al encuentro con el jefe del Ejecutivo catalán, abandonó el lugar con un coche con una matrícula conmemorativa del referéndum ilegal del 1-O-2017.
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